El cuarto ejecutivo presidido por Núñez Feijóo no parece tener entre sus prioridades la promoción del gallego, idioma cooficial según el Estatuto de Autonomía en base a la Constitución del Estado. Las prioridades seguramente sigan yendo por unas políticas más centradas en mantener un statu quo sin desarrollo estaturario, políticas sanitarias aun más cuestionadas y una política lingüística apoyada en el Decreto de Plurilingüismo que fue criticada y cuestionada por el Consejo de Europa en 2019. ¿Habrá cambios en esta cuarta legislatura de cara a lengua?
¿TRAVESÍA POR EL DESIERTO?
“El Decreto del Plurilingüísmo buscaba eliminar la presencia del gallego entre la juventud” dice Marcos Maceira, presidente de la Mesa pola Normalización Lingüística. “Hay ejemplos como la imposibilidad ahora de bajar la APP de TVG para ver dibujos animados en gallego”. A diez años de firmar el decreto, se desconocen datos concretos sobre la mejora o no de las competencias lingüísticas en castellano, inglés y gallego.
No obstante, el Consejo de Europa alertaba de la situación “preocupante” del gallego después de tres legislaturas con el PP y Feijóo en la Xunta. “Existe una visión de país incapaz y con una lengua incapaz desde dentro del gobierno gallego” señala Maceira. Desde la Associaçom Galega da Língua (AGAL) Eduardo Maragoto destaca que “los gobiernos de la Xunta dinstínguense poco unos de los otros en aspectos fundamentales, pues aún no pusieron en marcha políticas eficaces para insertar el gallego en el ámbito lusófono”. A esto le suma que “tampoco se están posibilitando líneas de inmersión lingüística en la enseñanza”.
La referencia que se hace desde la AGAL al ámbito lusófono se apoya en que durante el mandato Feijóo se aprobó la Ley Paz-Andrade para un acercamiento a la lusofonía, “pero aún no hemos visto mucho interés en aplicar la ley y fomentarla a favor del gallego, esperamos que esto se corrija en esta legislatura”.
Las visiones más pesimistas apuntan a que entre las cuatro legislaturas de Fraga Iribarne y ahora las cuatro de Feijóo, se estarían dando pasos muy acelerados para la eliminación o por lo menos la reducción a una presencia testimonial del gallego. “Hay conciencia de la situación porque hay gente preocupada por este fenómeno, otra cosa es hablar de un idioma que está vivo mas en una situación de penuria”, analiza Marcos Maceira.
“Estoy seguro que en Galicia nadie quiere acabar con nuestro idioma, lo que sí necesita es personas bien formadas para gestionar el bilingüismo y el multilingüismo en beneficio de todos y de todas” apunta Eduardo Maragoto. “Consideramos que muchas de esas personas que gestionarían bien una situación así, están hoy dentro del reintegracionismo, solo que aun no hubo políticos que supieran verlo con claridad, solo podemos esperar pacientemente”.
¿DIVISIÓN SOCIAL Y LINGÜÍSTICA?
Durante la campaña electoral de 2009 una de las puntas de lanza del PP contra lo gobierno PSOE-BNG fue precisamente lo que denominaron “imposición del gallego”. A ellos se les habían sumado colectivos como Galicia Bilingüe y otros grupos como UPyD en “defensa” de lo que veían como un atropello a las personas castellano hablantes en Galicia. Aquello parecía estar evidenciando una división sociolingüística apoyada por sectores políticos interesados en réditos electorales.
Once años después de aquellas manifestaciones, la representación parlamentaria fue variando hasta llegar a una situación semejante a la de aquellas fechas, tres fuerzas políticas en el Parlamento. ¿Esta representación parlamentaria refleja una postura social y política contraria al gallego? “Espero que eso no sea así, la Mesa, junto con ANPAS y fuerzas sindicales hemos hablado con los tres partidos con representación parlamentaria para mudar el decreto del plurilingüismo” explica Maceira. “Los partidos tendrán sus pluralidades internas, pero lo que es cierto es la mayor agresividad desde la Xunta contra lo gallego en su historia”.
El caso es que la politización alrededor de la lengua es un factor que fue usado en ocasiones incluso creando atmósferas poco propicias para el gallego, como son los casos de algunos topónimos y la no presencia del gallego en determinados sitios web privados, donde sí podemos leer en inglés, castellano y catalán. “Esa división, que va necesariamente ligada a una politización de la lengua, solo se da en sectores minoritarios de la población” señala Eduardo Maragoto.
“El resto de la población va abandonando el gallego dentro de los medios familiares en los que se usaba durante las últimas décadas, inluso en áreas rurales, el gallego va cediendo espacio al castellano” analiza el miembro de la AGAL, que no percibe la existencia de una división social entre dos comunidades lingüísticas.
La Xunta de Galicia, el gobierno que debe proteger y fomentar el uso del gallego, tiene una nueva legislatura para realizar tareas a favor de la lengua. En tal caso, las maneras con las que se actuó durante los últimos años pueden definir las nuevas políticas lingüísticas del gobierno gallego de aquí a 2024.