Sobrecarga, exigencia y decenas de pruebas. Este es el escenario que afronta el alumnado de medicina de la Universidade de Santiago de Compostela, que denuncia la falta de criterios para garantizar la igualdad del alumnado y la excesiva carga evaluadora que la facultad intenta aplicar este final de curso, a pesar de las dificultades provocadas por la crisis de la COVID-19.
Más de 1.000 alumnos han trasladado durante esta madrugada su apoyo a un escrito de protesta por parte de la Asamblea de Alumnos de Medicina, con el objetivo de denunciar esta situación y el descontento por la gestión que se está llevando a cabo en este contexto de pandemia.
El último consello de goberno de la USC aprobó las directrices y los mecanismos recomendados para toda la institución académica, que estarán regidos por una premisa: evaluación continua, evitar los exámenes y flexibilidad. En concreto, se insta a utilizar «procesos no presenciales» que «no exijan la realización de exámenes o pruebas finales».
El alumnado de Medicina denuncia que únicamente dos materias optaron por este modelo, por lo que, únicamente entre el 1 y el 27 de junio (el periodo fijado en el calendario para las pruebas), se celebrarán cerca de 30 exámenes finales.
La situación se agrava al observar que la segunda evaluación está establecida para unos tres días después de este periodo (entre el 1 y el 22 de julio). En esta segunda vuelta, se fijarán más de 50 pruebas, las de las materias del primer y segundo cuatrimestre, «en 16 días naturales».
«El nivel de exigencia no está siendo más bajo, cuando las dificultades se vieron realmente incrementadas», lamenta una de sus portavoces.
El alumnado también denuncia la falta de garantías al respecto de los mecanismos tecnológicos y la infraestructura para asegurar que se puedan llevar a cabo las pruebas puesto que, a pesar que las propias directrices de la universidad recomiendan que estas no superen los 200 estudiantes de forma simultánea, el grado cuenta con materias «con más de 500 matriculados».
FALTA DE GARANTÍAS
Estos estudiantes reprochan, asimismo, las alternativas que les han ofrecido en el caso de que alguno «pierda la conexión» durante el examen: optar a la repetición o combinar con una prueba oral, lo que a su juicio implicaría evaluar a unos «de un modo diferente al resto».
Es por ello que el colectivo insta a revisar los plazos para la celebración de exámenes y el calendario aprobado, a incrementar el número de materias acogidas a la evaluación continua, la puesta en marcha de una plataforma adecuada para la prueba final o la elaboración de un plan de contingencia para aplicar en caso de incidencias.
Por otro lado, han realizado un llamamiento a los ayuntamientos para «proporcionar los medios necesarios» a estos alumnos, mediante dispositivos electrónicos y conexiones adecuadas.