El Sindicato de Estudiantes, ante el comienzo de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) que arranca este 5 de junio en algunos puntos de España, ha reclamado el fin de esta prueba por tratarse de unos exámenes «injustos, arbitrarios y que perpetúan una Universidad para la élite».
«Se acerca el mes de junio y con ello la pesadilla que las pruebas de la EBAU suponen para decenas de miles de estudiantes», señala la organización en un comunicado, recogido por Europa Press.
Con esta prueba de acceso a la Universidad, el Sindicato de Estudiantes advierte de que los jóvenes se juegan «todo en una calificación numérica -que depende de muchos factores y no tiene en cuenta ninguna consideración académica previa- y unas notas de corte demenciales para conseguir una plaza».
Asimismo, critica que algunas notas son «totalmente imposibles de conseguir» para la mayoría de estudiantes que cursan en un centro público, como un 13,8 para Matemáticas en la UCM, un 13,6 en Traducción e Interpretación en la UPO, un 13,4 en Medicina en la UMH o un 12,6 para el doble Grado en Educación Infantil y Primaria en la USC. «¿Cómo vamos a alcanzar semejantes notas si nuestros centros no tienen medios ni condiciones, las ratios están por las nubes y sufrimos falta de profesores?», se pregunta la entidad.
Por ello, la organización estudiantil defiende que la EBAU «no es necesaria» y la califica de «criba injusta que supone la expulsión de miles de estudiantes de familias trabajadoras de las facultades» y que «pretende ocultar la falta de plazas y de inversión en la Universidad pública».
«Convierten la educación superior en unos juegos del hambre donde los estudiantes tenemos que competir entre nosotros para esconder la privatización y una falta de inversión real», alerta el sindicato.
Para el Sindicato de Estudiantes el problema de la EBAU «no es que no esté lo suficientemente centralizada o que falte flexibilidad a la hora de corregir los exámenes», sino que la problemática «es de fondo y no se arregla ampliando el tiempo de los exámenes de 90 a 105 minutos, haciendo pruebas más reflexivas o añadiendo una tercera revisión».
«La solución pasa por eliminar definitivamente estas pruebas y creando las decenas de miles de plazas públicas necesarias para que todas y todos podamos estudiar. Existe el talento académico y hay muchas necesidades sociales por cubrir», sentencia.