Las residencias de mayores que fueron fuertemente golpeadas por la covid en las primeras olas de la pandemia concentran la prevención en los cribados periódicos que realizan, tanto entre sus trabajadores como entre residentes. La vuelta a la ‘normalidad’, aunque con la incidencia en pleno crecimiento de la sexta ola, por ahora no están previstas medidas más restrictivas más allá de exigir el certificado covid a quienes visitan los centros, pero paralelamente no pueden obligar a sus personal a estar vacunado.
Esto hace que, aunque el porcentaje es bajo, haya entre un 1 y un 2 por ciento del personal que trabaja en las residencias de mayores que no tienen la pauta vacunal, según las estimaciones ofrecidas a Europa Press por parte del técnico de la Consellería de Política Social Constantino Piñeiro, que entre otras cuestiones vigila los brotes en estos centros.
Con la incidencia acumulada que ha aumentado más de un 930 por ciento desde el inicio de la sexta ola en Galicia, las residencias no escapan a los casos. El último parte, con fecha de este miércoles día 1 de diciembre, recoge 29 casos en nueve centros residenciales. Además, hay que sumar un brote de 25 casos en un centro de atención a la discapacidad en Ferrol.
«Hay un leve incremento, muy centrados en aquellas zonas en donde aumenta la incidencia frente a otras y es esperable que tuviera su traducción», ha manifestado el técnico de Política Social. En este sentido, ha mantenido que «gracias a la tercera dosis» de la vacuna, los brotes que están surgiendo «se están controlando mucho de forma mucho más rápida y eficaz de lo que se conseguía hacer antes de la campaña de vacunación», a punto de cumplirse un año.
De esta manera, los casos, por el momento, se superan «casi de forma asintomática o con clínica débil». «Con el comportamiento de los brotes actuales, no está encima de la mesa medidas más restrictivas y esperamos que puedan pasar una Navidad segura sin medidas adicionales», ha explicado.
TRAZADO DE LOS CASOS
La experiencia adquirida en casi dos años desde la declaración de la pandemia permite también, sostiene este técnico, actuar de forma más rápida y acotar el origen del brote. «Nuestra tarea se inicia en el rastreo de casos, trazar el origen y, en función de esas circunstancias, se deciden medidas más laxas o agresivas; y se supervisan los protocolos aprobados –y vigentes en las residencias–«, ha expuesto.
Además, ha destacado que los planes de contingencia aprobados reflejan la experiencia y el trabajo de estos meses: circuitos prediseñados, stock de materiales, colaboración con la red de salud y apoyo sanitario. Todo, para «trabajar lo más rapidamente posible y dar una continuidad asistencial».
Actualmente, no hay ninguna residencia intervenida. «No se ha necesitado, donde se produce un brote, las instituciones y residencias conocen los protocolos y tienen los medios», ha indicado y confirmado que actualmente no hay ninguna en riesgo de estarlo.
Sin embargo, durante la primera ola de la pandemia se llegaron a intervenir cinco residencias de mayores (Domus Vi de Cangas, Barreiro-Vigo, El Portazgo (A Coruña), Nuestra Señora de Fátima (O Barco de Valdeorras) y Santa Teresa Jornet (A Coruña). Según un informe que remitió en su momento la Consellería de Política Social al Parlamento, en la primera ola de la pandemia 274 mayores de residencias fallecieron, de los cuales 132 lo hicieron en los propios centros.
Durante la segunda ola, se intervinieron nueve residencias –Residencia de O Incio, Domusvi Lugo (en Outeiro de Rei), Residencia de El Pilar (Outeiro de Rei), Residencia El Pilar (Culleredo), Residencia Salvaterra de Miño, Residencia dos Gozos (Pereiro de Aguiar), Domusvi Ribadumia, Residencia Asilo Vilalba, Paz y Bien de Tui y Quercus (Leira). Hasta el 30 de diciembre de 2020, se contabilizaron en la segundan ola 301 mayores procedentes de residencias fallecidos, 109 en los propios centros.
MARCO LEGAL
Aunque la vacuna ha supuso un antes y un después en las residencias gallegas, tanto en el número de casos como en las consecuencias de la infección por covid, una residencia de Carballiño viene de registrar un grupo de casos tras contagiarse una trabajadora del centro que rechazó la vacuna.
En este sentido, el técnico de la consellería ha explicado a Europa Press que no cuentan con ningún marco legal que haga posible la vacunación obligatoria para el personal de las residencias, una modificación que tendría que ser estatal.
«Es una cuestión legislativa. En mi opinión particular, debería existir una iniciativa a nivel estatal que dificultase o limitase esta actividad (de las personas no vacunadas). La voluntad de la Xunta es que se materialice esta exigencia, pero no hay bases legales», ha explicado.
Política Social sostiene que es un «porcentaje mínimo», con uno o dos casos sobre plantillas de cien, pero «en estos momentos tenemos que observar como hay una parte de trabajadores, muy pequeña, que no se ha decidido a vacunarse».