Los centros se encuentran de nuevo ante la incertidumbre. Los equipos directivos están a la espera de la próxima conferencia sectorial entre el Gobierno central y los ejecutivos autonómicos sobre el inicio del curso y afrontan un retorno de las aulas inminente, el avance de nuevas medidas por parte de la Xunta y la reformulación del protocolo ante la COVID-19.
«Esta incertidumbre no nos ayuda nada», reconoce en declaraciones a Europa Press Francisco Lires, de la Federación de Directores de Centros Públicos, que lamenta que estas reuniones y convocatorias llegan «tarde, extremadamente tarde», y revelan que la educación en este país no es una «cuestión de Estado».
Estas potenciales novedades junto a otras ya desveladas, como el posible uso obligatorio de mascarillas a partir de seis años, dejan a estos profesionales a la expectativa de lo que pueda pasar, aunque ya dan por hecho una reformulación o adaptación de la situación ante unos datos de rebrote «que no son muy alentadores».
Otros puntos del Estado optan ya por un arranque mixto del curso académico, como Murcia o Asturias, aunque la Federación insiste en apostar por una enseñanza presencial, aunque siempre «con seguridad y salud» como premisa esencial. «Si eso no puede ser, lo menos malo sería semipresencial. Pero siempre dijimos presencial. Un aparato de tecnología no puede sustituir ni a un profesor ni a la interacción con el resto de alumnos», ha defendido.
Esta interacción entre el alumnado, además, se ha tornado «más difícil» con el distanciamiento interpersonal y las mascarillas. El protocolo gallego vigente tampoco cuenta con el aval en su totalidad de la Federación, al incluir medidas como la distancia de un metro con las que no pueden «estar de acuerdo» y que contradicen las recomendaciones tanto del Gobierno central como de la Organización Mundial de la Salud.
REGRESO SEMIPRESENCIAL
Este jueves, la asociación estatal de directores de instituto (Fedadi) defendió a su vez por un regreso a las aulas semipresencial de los alumnos de Educación Secundaria en el mes de septiembre.
En declaraciones a Europa Press, Raimundo de los Reyes ha insistido en que esta modalidad «no requiere excesivos recursos» y es «la única manera de liberar la aglomeración que se produce, de forma natural, en un aula de Secundaria o de Bachillerato», además de permitir «una cierta distancia» de seguridad entre los estudiantes y en las zonas comunes (pasillos, aseos, comedores o zonas de recreo).
«Con las correspondientes adaptaciones metodológicas permite un seguimiento regular del alumnado», ha indicado, para después añadir que si los centros educativos disponen de los recursos para ello podría darse la posibilidad de que algunos alumnos pudieran asistir telemáticamente a la clase que se imparte en el instituto.
A pesar de ello, descarta que esta posibilidad se implante «de forma mayoritaria», porque «a día de hoy los centros todavía no tienen recursos y dotaciones suficientes para que todo el alumnado esté asistiendo telemáticamente a clase».
En todo caso, es necesario un «refuerzo» en medios y en personal docente, de limpieza e, incluso, ordenanza para poder «prestar la atención suficiente a los cientos de personas que transitan por un centro», y llama al «realismo» de las instituciones a la hora de elaborar los protocolos de actuación.