Veranear en Galicia parece una posibilidad menos lejana conforme van pasando las semanas. Los datos así lo atestiguan: los hoteles, pensiones, hostales, casas rurales y apartamentos turísticos gallegos registran ya reservas de cara, sobre todo, al mes de agosto, además de julio y septiembre, una opción «optimista» por la que se decanta un turismo de corte nacional y familiar que mantiene estos planes por «salud psicológica».
«Por salud mental, la gente quiere salir sí o sí, se nota», son las palabras de la presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga), Dulcinea Aguín, que estos días reciben, además de reservas, «muchas consultas», y que se atreve a mostrarse «optimista» con los resultados de este verano marcado por la crisis de la COVID-19.
«Sabemos que no va a ser una temporada como las anteriores pero, si nos sirve para salvar un poquito la temporada y cubrir gastos, nos tendríamos que dar por satisfechos», dice Aguín, representante de una parte del sector turístico que, tras la pérdida de la Semana Santa por el confinamiento, enfoca el verano como la posibilidad de recuperar la actividad.
RESERVAS DESDE INICIO DE AÑO
Según ha contado la representante de Aviturga a Europa Press, los pisos turísticos gallegos tenían ya efectuadas desde inicios de año reservas para la temporada de verano que, en la mayor parte, no se han cancelado, a la espera de como evolucionarán las próximas semanas.
Además, se han recibido ya nuevas reservas en puntos turísticos de la comunidad, para los meses de julio y, sobre todo, agosto y septiembre, y «muchas peticiones de información y consultas» a la espera de que se «materialicen» las instrucciones de las autoridades para la movilidad.
«Mucha gente quiere venir, pero está a expensas de como es el desconfinamiento en los trabajos, la movilidad, si se mantienen sus vacaciones…», ejemplifica Aguín que, no obstante, subraya a que «las estadísticas y la situación van mejorando». «Yo soy optimista», resume.
El viajero que copa las reservas de verano este año en Galicia, por cuestiones evidentes, es nacional, sobre todo gallego y de comunidades limítrofes, así como de Madrid. Además, la presidenta de Aviturga detecta un cambio en el tipo de viajes. «El año pasado había reservas de cuatro o cinco días, este año detectamos reservas de 15 días. La gente prefiere estar más tiempo fija en un solo sitio y no ir cambiando», apunta.
TURISMO RURAL Y ZONAS DE PLAYA, EN ALZA
También desde el Clúster Turismo de Galicia reconocen que se ha constatado una reactivación en las reservas de las zonas turísticas de cara a los meses de julio y, sobre todo, agosto, un panorama en el que se ven favorecidas las casas rurales y las áreas de sol y playa.
Así, según han indicado a Europa Press, las reservas para el verano se detectan sobre todo en zonas como la Ribeira Sacra, las zonas de playa de Pontevedra, como Sanxenxo, o Santiago de Compostela, donde «muchos establecimientos hoteleros tienen abierta la posibilidad de reserva para esas fechas». Además, destacan, para dar tranquilidad al cliente en una situación cambiante, «muchos de ellos incluyen opciones de cancelaciones sin pago por adelantado y sin recargo de ningún tipo».
En el caso del sector hotelero, destacan que, «en su mayoría», se trata de turismo gallego, así como de otros puntos del territorio nacional, especialmente en el caso de Sanxenxo, donde se ha «fidelizado» un «gran número de visitantes» de otras partes de la península, sobre todo de Madrid.
La situación permite sobre todo ser optimistas en el caso del turismo rural, cuyos establecimientos «consideran que podrán remontar la temporada» al reunir condiciones «adecuadas» para una estancia cumpliendo las condiciones de la nueva normalidad y la prevención del coronavirus.
«Aún es pronto para saber si los viajeros van a responder, pero las sensaciones son más positivas que las que existían hace unas semanas», explican desde el Clúster y las asociaciones de hostelería.
MOVILIDAD ENTRE PROVINCIAS
Aún con la vista puesta en el verano, los hoteles gallegos reconocen que se necesita la movilidad entre provincias y la posibilidad de operar con seguridad sanitaria para que el sector pueda reabrir sus puertas, algo que el decreto de desescalada permitiría desde la fase 1.
«Es muy complicado que se puedan reabrir hoteles así», explican desde el Clúster, una entidad que reclama para que estos establecimientos puedan operar, al menos, la movilidad dentro de la comunidad autónoma, así como que se clarifiquen cuestiones como la aplicación de los ERTE, «para poder recuperar la plantilla de forma escalonada» mientras no se recupera la facturación.
«Las aperturas en estas condiciones, hasta que podamos avanzar en las fases de desescalada, creemos que será muy escasas, si no prácticamente nulas, o limitadas a aquellos establecimientos que mantuvieron un cierto funcionamiento al estar en la lista de alojamientos de guardia», destacan.