Los repartidores a domicilio, con «más trabajo» que nunca en plena pandemia del coronavirus, se «arriesgan al contagio» para ayudar a los ourensanos a cumplir con el confinamiento, asegurándose de que no le falte de nada mientras dure el estado de alarma.
En estos momentos difíciles, algunos repartidores a domicilio hacen frente a jornadas de trabajo maratonianas con «el doble de pedidos y la mitad de personal».
Esta es la situación que encaran los trabajadores de Telepizza en Ourense después de que la empresa cerrase una de sus tiendas y enviase a casa con un ERTE a la mitad de la plantilla.
Manuel Traveso, uno de los repartidores, ha explicado que «prácticamente no dan abasto» porque se encuentran «llevando pedidos a todo Ourense y algunos pueblos cercanos».
A pesar de que «consiguen sacar adelante el trabajo» lo hacen de «un modo mucho más lento que el habitual».
En tiempos de confinamiento, este colectivo se ve obligado a seguir saliendo a la calle.
«Es jodido pero es lo que hay, se trata de nuestro trabajo», coinciden en señalar Manuel Traveso y Mirko Iglesias, repartidores de Telepizza.
Las calles ourensanas se muestran semivacías y esta imagen «impresiona bastante» a Mirko Iglesias porque «tan solo te cruzas con otras motos de repartidores y con vehículos de Policía que controlan que nadie se salte el confinamiento».
«A los repartidores la Policía no suele pararnos en los controles porque nos ven uniformados, con las motos rotuladas, saben que nuestra tienda está abierta y tenemos que trabajar», ha añadido Manuel Traveso.
De hecho, en ocasiones los repartidores le acercan pizzas a la comisaría puesto que «estos días están trabajando más horas y a veces no tienen ni tiempo para comer».
MEDIDAS DE PROTECCIÓN
A la hora de hacer el reparto tratan de «mantener la seguridad y minimizar cualquier riesgo de contagio».
No obstante, «estamos en contacto igual con la gente y la protección que llevamos es limitada», ha explicado Mirko Iglesias.
Como medidas de protección individual, desde la empresa les han facilitado guantes y una de las encargadas le proporciona las mascarillas.
Aun así, Mirko Iglesias ha aclarado que «les costó conseguirlas por la falta de existencias en el mercado».
«La entrega se realiza en el portal para evitar subir a las casas y solo se aceptan pagos con tarjeta y Paypal.
Cuando llegamos a la tienda después de realizar un servicio nos desinfectamos con gel hidroalcólico y nos cambiamos los guantes.
También nos miran la fiebre al empezar el turno y al terminarlo», ha precisado su compañero Manuel Traveso.
LA REALIDAD
No obstante, «la realidad no es la que aparenta ser», han recordado desde los sindicatos.
«A pesar de que en el día a día se intenta cumplir con todas las recomendaciones», en muchos casos es «complicado» por la falta de equipos de protección individual.
«La protección es más estética que real», ha señalado el responsable del sector del transporte del sindicato CIG, Carlos Lamosa.
«Los materiales de protección son desechables, sin embargo la escasez hace que los trabajadores de algunas empresas se vean obligados a emplear durante varios días la misma mascarilla o guantes», ha concretado.
Si bien es cierto que los repartidores a domicilio procuran mantener la distancia de metro y medio y evitan un contacto excesivamente directo con los clientes, «lo cierto es que en su actividad tocan la botonería de los telefonillos, los pomos de las puertas y, en función del tamaño del paquete, se ven obligados a emplear los ascensores».
«Una cosa es lo que se nos dice que hay que hacer y otra lo que cada trabajo te permite», explica Carlos Lamosa.
LOCALES ACTIVOS
Los servicios de los repartidores a domicilio contribuyen a que a los ourensanos no les falte de nada y, por otro lado, han permitido mantener activos algunos locales que, de no ser por el ‘delivery’, habrían tenido que bajar la persiana completamente por la crisis del coronavirus.
Esta situación también ha afectado al restaurante de comida mexicana ubicado en el centro de Ourense, Charro Mex, que «se mantiene en funcionamiento estos días gracias al servicio a domicilio», ha señalado su propietario Álex Fernández.
«Tuve que hacer un ERTE en el cual metí a todos los trabajadores, excepto a un cocinero que se encarga de preparar la comida y a un camarero que coge las llamadas y organiza los pedidos», ha explicado.
El propietario del restaurante ha modificado sus funciones en los últimos días, ahora se encarga del reparto a domicilio.
«Salgo con el coche a diario para repartir los pedidos porque en esta situación extraordinaria todos tenemos que arrimar el hombro», ha señalado.
«El reparto se realiza respetando en todo momento las medidas de protección. Además, nos encargamos de desinfectar todos los días la zona del restaurante en la que se trabaja, los productos que nos traen los proveedores, así como todas las bolsas y cajas para el reparto», ha aclarado Álex Fernández.
De lo que se trata es de «garantizar la salud de los trabajadores y minimizar cualquier riesgo para el cliente».
A mayores de los encargos que reciben en el propio restaurante, también trabajan con autónomos de las plataformas Just Eat y Uber, todos ellos trabajadores que se encuentran en primera línea de la crisis sanitaria y que, en el caso de estos últimos, se enfrentan además a la precariedad económica del sector.
CORREOS
Por su parte, la empresa pública de Correos asegura que se están siguiendo los protocolos establecidos por Sanidad para evitar el contagio del coronavirus.
Sin embargo, los sindicatos han criticado que «durante los 15 días siguientes al decreto de estado de alarma los carteros estuvieron prestando servicios puerta a puerta sin material de protección».
Después de «mantener una guerra abierta con la dirección» a la que el máximo responsable sindical a nivel nacional de UGT en Correos, José Manuel Sayagués, critica de «anteponer el negocio a la salud de sus trabajadores», los sindicatos han conseguido que «la actividad se redujese al mínimo, con rotación de plantilla y prestación solo de servicios básicos».
Además, los trabajadores de Correos Express, la empresa de paquetería urgente del grupo Correos, se enfrentan a «otro problema añadido», según ha señalado Amador González, el portavoz del sector postal de CCOO en Ourense, dado que «la empresa derivó a Correos Express todos aquellos paquetes de productos no esenciales, aprovechando que la mayoría de sus trabajadores son autonómos». «Se encuentran desbordados», ha puntualizado.
AGRADECIMIENTOS
El trabajo de los repartidores a domicilio es clave en el día a día pero ahora se vuelve más esencial que nunca.
Sin embargo, «no se consideran héroes», sino personas que «hacen su trabajo y se encargan de dar un servicio».
Asimismo, el colectivo de repartidos a domicilio se muestra muy agradecido por «todas las muestras de afecto» que reciben de los clientes.
«Cuando entregamos la pizza nos dan las gracias, nos muestran su apoyo y en ocasiones incluso nos piden disculpas por encargar comida a domicilio», ha manifestado Manuel Traveso.
Mientras que Álex Fernández coincide en señalar que «la mejor parte del trabajo es cuando los clientes te abren la puerta con una sonrisa».
«Es maravilloso ver este comportamiento en una situación tan complicada como la que estamos viviendo y que desconocemos cuándo terminará», ha añadido.
Precisamente, con el servicio de comida a domicilio el propietario de Charro Mex intenta «cambiar por unos instantes» la situación de confinamiento que viven las personas en sus hogares.»Me gusta pensar que su mente va más allá de su casa y se sienten como en el restaurante», ha añadido Álex Fernández.