La facturación del sector metalúrgico gallego creció en 2019 un 2 por ciento, hasta alcanzar los 13.680 millones, unas cifras que no cumplieron las expectativas de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime), y que están condicionadas por las «crisis» de dos grandes constructores navales, los astilleros Hijos de J. Barreras y Vulcano (éste ya en proceso de liquidación).
Así lo ha trasladado el secretario general de Asime, Enrique Mallón, durante la rueda de prensa de presentación del informe del sector en 2019, y en la que ha explicado que, en el pasado ejercicio, el metal gallego tuvo unos 67.000 trabajadores, un 1 por ciento más que en 2018.
Con todo, y a pesar del crecimiento en la facturación de industrias como la automoción (un 2 por ciento más, hasta los 8.650 millones), la construcción y estructuras metálicas (un 1,5 por ciento de subida, hasta los 1.010 millones) o la aeronáutica (una facturación de 132 millones, un 2 por ciento más), la construcción naval y sus auxiliares tuvieron un 2019 complicado.
Según los datos presentados por Asime, el naval gallego perdió un 20,84 por ciento del empleo en 2019, y se quedó con unos 9.500 trabajadores; asimismo, la facturación también sufrió un descenso del 11 por ciento, hasta situarse en 1.180 millones de euros.
«Esta es la realidad de la industria naval», ha proclamado Mallón, quien ha recordado los problemas de Vulcano y Barreras, y ha señalado que, en 2019, la cartera de pedidos de los astilleros gallegos contaba con 24 unidades, y 12 contratos nuevos (tres menos que el año anterior).
Enrique Mallón ha advertido de que 2020 «va a ser un año de desaceleración», y ha apuntado que los principales retos del metal gallego siguen siendo la atracción de profesionales cualificados, la implantación de la eólica marina, o la atracción de grandes constructores aeronáuticos, entre otros.