El Foro Económico de Galicia y profesionales en tecnología artificial estiman que el 42 por ciento de los trabajos sean realizados por máquinas en 2022, un hecho que provocará un «gran impacto social» en los empleados de todos los sectores.
A través de los datos del Foro Económico Mundial y otras organizaciones europeas, el director del Foro gallego, Santiago Lago Peñas y el director científico del Centro Singular de Investigación en Tecnoloxías Intelixentes (Citius), Senén Barro, han aludido a este tipo de conclusiones este jueves en la presentación de un informe sobre el devenir de las tecnologías inteligentes y su influencia en el mundo y en Galicia.
El «proceso» de «transformación social y económica» a la que «somete la tecnología inteligente es rapidísimo y aún se está acelerando», explica Barro. En 2022 se calcula que el 42% de los trabajos estarán automatizados, pero ya a día de hoy el 30% de los empleos los realizan máquinas.
A este ritmo, en la próxima década la «tecnología artificial incrementará la economía mundial en un 16%», lo que significa que la aportación de esta revolución en una década será «el doble de lo que supuso la tecnología digital durante las dos primeras décadas del siglo XXI», el «triple de lo que supuso todo el proceso de robotización» en los últimos diez o 15 años y «cuatro veces» mayor a lo que significó la «revolución de las máquinas de vapor».
Si las previsiones se cumplen, «unos 75 millones de empleos humanos pasarán a ser desarrollados por máquinas» aunque, al mismo tiempo, Senén Barro también ha asegurado que «más de 100 millones de nuevos puestos trabajo podrían crearse». El problema radica en que «los perfiles de formación» de las personas que serán desplazadas por máquinas «no serán capaces de cubrir los nuevos empleos» que se precisan «porque carecen de los conocimientos» necesarios.
MODELO DE FORMACIÓN
Aquí nace una disyuntiva sobre la que el Foro Económico de Galicia urge a «reflexionar», sobre todo en lo que tiene que ver con «el modelo de formación de los más jóvenes». Además, España (consecuentemente Galicia) es uno de esos países con más probabilidades de «ver transformados la mitad de sus empleos por la inteligencia artificial».
En este sentido, los integrantes del Foro apuntan a apostar por desarrollar y formarse en «habilidades blandas», es decir, de comunicación, capacidad de innovación, actitud proactiva, trabajo en equipo o de pensamiento crítico, unas aptitudes «cada vez más demandadas por las empresas» que solo aporta el capital humano.
A juicio de Barro, esta revolución se acelera apresuradamente, por lo que precisa medidas en los ámbitos de la «educación, políticas públicas y la innovación» para conseguir un «desarrollo óptimo» que reduzca este impacto social que afectará, en mayor medida, «a la franja media de los trabajadores», a los que se encuentran entre «los altos directivos» y los empleados que desarrollan tareas «de bajo nivel».
«Los altos cargos se verán revalorizados» por «reducir costes» y los más bajos «se verán empobrecidos, pero seguirá siendo más barato emplear a una persona» que someter su labor a la automatización, ha precisado Barro. Por este motivo, el director del Citius considera relevante la «capacidad de redistribución de la riqueza» de un país, porque en ese caso «serían todo ganancias».
¿DÓNDE Y CÓMO ACTUAR?
Para conseguir superar el desafío de trabajadores obsoletos, el Foro Económico de Galicia ha incidido en «educar de un modo distinto» en la universidad. «No solo se trata de crear nuevas titulaciones satélite de las tecnologías inteligentes», sino de «repensar todos los títulos al hilo de este mundo que estamos construyendo», ha añadido Barro.
Además de la formarse a lo largo de toda la vida, resulta necesario trabajar en «la empleabilidad» de una persona durante su vida laboral, que pueda ir pivotando por «diferentes ocupaciones porque el trabajo va a cambiar de modo tremendamente acelerado».
Este modo de entender la educación conlleva una «responsabilidad individual, de las empresas y, sobre todo, de los poderes públicos». Las organizaciones deben «tener capacidad de liderar estos procesos» y «muchos directivos no se consideran lo suficientemente formados», ha señalado Barro.
Por su parte, las políticas públicas tienen el papel de «estimular y orienta la innovación y la educación» a la vez que ofrece «amparo socioeconómico» a las personas que «se vean afectadas por la pérdida de empleo».
MOMENTO CRÍTICO
Ante este escenario, Lago Peñas considera que nos encontramos en un «momento crítico» y los Gobiernos deben ser «conscientes» de esta situación. En lo que respecta a Galicia, «la dinamización digital ofrece oportunidades para la economía» de la Comunidad ya que «las distancias y situaciones geográficas se diluyen».
Sin embargo, la empresas gallegas también tienden a ser de pequeño o mediano tamaño por lo que tienen más dificultades para «abrazar innovaciones e inversiones». Así, invita a la «reflexión honda» sobre los «deberes» que surgen para los sectores económicos y los Gobiernos autonómico y nacional.
Lago Peñas alude, al mismo tiempo, a que «los propios gallegos» sean los que decidan las «propuestas de cambio y demandas» para coger el ritmo del resto de estados europeos.