Delegados del sindicato CIG han vuelto a protagonizar este jueves una nueva concentración a las puertas del astillero vigués Hijos de J. Barreras, para reclamar una solución que ponga fin a la incertidumbre sobre la carga de trabajo y el empleo en la empresa, cuando faltan solo 10 días para que expire el plazo que pone fin a la situación de preconcurso.
Según ha señalado el secretario comarcal de la central nacionalista, Alberto Gonçalves, desde que estalló la crisis de Barreras «ni la dirección de la empresa ni la administración» se ha sentado con los agentes sociales «para explicar qué está pasando» o qué medidas se van a adoptar.
Por ello, la CIG, que lleva semanas movilizándose, seguirá con las concentraciones para exigir, por un lado, que haya «información» acerca de la situación del astillero y, por otro, que se implemente una solución política. «Esa solución no tiene por qué venir solo de manos privadas», ha señalado.
A ese respecto, ha recordado que, además de las medidas que pueda adoptar la administración central, la Xunta «tiene plenas competencias en materia industrial» y «no ha hecho nada». «Estamos en un momento crítico», ha recalcado, en alusión a la próxima finalización del plazo del preconcurso, y ha añadido que debe darse «una solución viable para Barreras, y para toda la industria naval» de la ría.
En el calendario de movilizaciones previstas, la CIG ha organizado una manifestación que recorrerá las calles de Vigo el próximo 30 de enero. La marcha partirá a las 18,30 horas del cruce de Urzáiz con Vía Norte.
CUENTA ATRÁS
Mientras los sindicatos denuncian la falta de información, la cuenta atrás para el astillero vigués no se detiene ya que, a partir del próximo 2 de febrero, agotada la fase preconcursal, Barreras, o cualquiera de sus acreedores, deben solicitar la entrada en concurso.
Desde la solicitud del preconcurso, en octubre pasado, el principal cambio en el astillero ha sido el anuncio de la toma del control de la empresa por parte de su cliente, el armador del crucero ‘Evrima’, Ritz Carlton, tras llegar a un acuerdo con los dueños del 75 por ciento del astillero (la filial de Pemex, PMI, con el 51 por ciento de los títulos, y el grupo Albacora, dueño del 24 por ciento de las acciones).
Sin embargo, la multinacional, que ha llegado a comprometer la construcción de un segundo crucero de lujo en Vigo, no ha logrado todavía hacer efectiva esa toma de control(de derechos políticos), ya que está pendiente de presentar un plan de reestructuración.
La crisis en la dirección de Hijos de J. Barreras tuvo su inmediata repercusión en las gradas de Beiramar, ya que la actividad quedó paralizada, y las empresas auxiliares (a las que se adeudan al menos 25 millones de euros) abandonaron el astillero que, además del barco para Ritz Carlton, tenía encargos para el Grupo Armas y para la armadora Havila.
El contrato con Havila ha sido suspendido por parte del propio astillero, aunque las negociaciones con la naviera noruega se mantienen para tratar de ‘salvar’ los encargos (y las garantías por unos 36 millones de euros), lo que pasaría por que Havila garantizase la financiación.