El Foro Económico de Galicia identifica que la ralentización del crecimiento gallego «se intensifica» en el tercer trimestre de este año, en el marco de un «debilitamiento» de la economía que «va a ser peor» en 2020, si bien descarta que pueda volverse a la recesión.
Así lo ha apuntado este jueves el director del Foro Económico de Galicia, Santiago Lago, quien ha dejado claro que hablar de una posible recesión en 2020 «no tiene fundamento» y «no hay motivos», dado que «la probabilidad es bajísima».
En la presentación de un nuevo informe de coyuntura económica de Galicia, Lago ha explicado que la desaceleración del primer semestre fue más contenida, pero «sorprendió» el repunte de la ralentización a partir de la segunda parte de 2019.
Una situación que tiene su «origen» en el mal comportamiento de las exportaciones, especialmente en el sector de la automoción. Y es que la economía sigue creciendo, aunque lo haga a menor ritmo, debido al impulso de la demanda interna, liderado el consumo de las familias gallegas.
De hecho, considera que los ciudadanos «aún no están percibiendo» este crecimiento más paulatino, sino que lo identifica más con las empresas que venden al exterior.
Por todo ello, el Foro Económico mantiene que la economía gallega crecerá este año en torno al 2%, similar al aumento medio en España. Lago considera que es «un buen año», ya que supone crecer al doble de ritmo del 1% que lo hace la UE. Sin embargo el crecimiento en 2020 se contendrá hasta el 1,5% «o un poco menos», según prevé.
«CAMBIO DE PATRÓN» DE CRECIMIENTO
El coordinador del informe, Fernando González Laxe, ha desgranado los síntomas de «debilitamiento» de la economía gallega, que por primera vez tras 14 trimestres consecutivos tiene una tasa de crecimiento interanual (del 1,7%) por debajo de la española (del 2%).
González Laxe hace hincapié «rotundamente» en que la economía gallega crece, pero se retrocede a niveles de «hace cinco años», pues no había una tasa interanual tan baja desde 2014.
Identifica un «cambio de patrón» que considera «muy significativo» en Galicia al basarse en la demanda interna, pues la contribución de las ventas al exterior están en caída de 2018.
De hecho, las exportaciones se concentran en Francia y Portugal, pero sin ampliar la red de ventas. De este modo, «se separa» de lo que sucede en España, con «modelos completamente diferentes».
A este respecto, observa una moderación en la inversión empresarial en el tercer trimestre, con un menor peso de la apuesta en Galicia por la inversión en I+D+i. Y es que demanda políticas que fomenten la atracción para un mayor dinamismo empresarial. Con todo, el expresidente de la Xunta reflexiona sobre que 2020 será año de elecciones autonómicas, por lo que espera una mayor inversión pública.
CONTAGIO AL MERCADO DE TRABAJO
Por su parte, la ralentización «se ha trasladado» al mercado laboral, con una evolución «menos intensa» que en trimestre anteriores, según detalla José Francisco Armesto.
Aquí, hay síntomas de este contagio como que la creación de empleo estimada por la EPA es la menos intensa desde 2014, con una menor capacidad que la media española.
Asimismo, hay una caída de la población activa, mientras se eleva en España, al tiempo que Galicia está a la cola en las tasas de actividad y ocupación.
Aunque hay un avance del empleo en la industria manufacturera (crece en 17.800 personas en el tercer trimestre), en contraposición se produce una fuerte caída en el comercio.
Los contratos temporales siguen subiendo más que los indefinidos, mientras se produce un retroceso en la ocupación a jornada completa, «hecho que no acontecía desde 2013», resalta el Foro Económico en su estudio.
SECTOR CONSERVERO, AL ALZA
Finalmente, este informe recoge un estudio sobre la industria conservera realizado por el secretario general de Anfaco, Juan M. Vieites.
La industria conservera gallega supone el 85% de la española. En 2018 batió récords en volumen (más de 210.000 toneladas) como ventas (1.000 millones de euros). Los datos hasta el tercer trimestre de 2019 auguran que se superarán estas cifras.
En este texto se pone el foco sobre cómo la conserva gallega ha sabido diferenciarse gracias a la innovación, con nuevos productos con base en la demanda de un consumidor más preocupados por alimentos saludables y medioambientalmente responsables.