La Xunta ha concedido la declaración de impacto ambiental al proyecto de Erimsa de una mina a cielo abierto de 1.000 hectáreas para la extracción de cuarzo en la comarca de Ordes (A Coruña).
La resolución, publicada este jueves en el Diario Oficial de Galicia (DOG), sostiene que esta mina a cielo abierto en los ayuntamientos coruñeses de Frades, Mesía, Ordes y Oroso «es ambientalmente viable» siempre y cuando se cumplan los condicionantes y con la vigilancia ambiental estipulada.
Tras un total de 177 alegaciones de personas físicas y jurídicas, la Consellería de Medio Ambiente concede esta autorización a un proyecto de explotación durante 30 años y una inversión próxima a 6 millones de euros.
Erimsa, empresa con sede en A Coruña –forma parte de la compañía Elkem AS (Noruega)–, obtuvo en 2015 un permiso de investigación (Andrea número 7137) para evaluar la extracción de cuarzo. Replanteó el proyecto de la mina para recortar unas 160 hectáreas respecto a lo previsto inicialmente y redujo su proximidad al río Tambre. Las previsiones de esta explotación son de 384.841 toneladas de cuarzo metalúrgico.
EN ZONA DE PRODUCCIÓN AGRARIA
Esta mina se proyecta en zona de producción agraria, por lo que la empresa prevé el alquiler de fincas para los trabajos, si bien la declaración publicada este jueves deja claro que los propietarios no podrán incluirlas en su solicitud de ayudas de la Política Agraria Común (PAC), con la consecuente pérdida de condición de producción ecológica en las parcelas inscritas.
La compañía prevé aprovechar las instalaciones existentes en la explotación que la empresa tiene en Frades para el tratamiento del mineral.
En el informe consta cómo en un primer momento organismos como la Dirección Xeral de Patrimonio Natural declaró «insuficiente» el estudio del ecosistema del lugar, si bien después avaló la documentación añadida por la empresa al incluir actuaciones respecto a frondosas y distancia mínima al río Tambre.
El Instituto de Estudos do Territorio apunta a que la mina «se desarrolla en una importante superficie de terrenos de vocación agroganadera», aunque agrega que «no son de esperar cambios importantes en el relevo de la zona una vez terminadas las labores mineras y aplicadas las medidas preventivas».
La Dirección Xeral de Gandaría llama a «tener en cuenta la acidez del suelo» y, de ser necesario, «proceder a enmendarla».
Además, el Ayuntamiento de Mesía avisó sobre que parte de la mina está en zona con calificaciones de suelos rústico de especial protección agropecuaria y suelo rústico de protección de infraestructuras.
La autorización aboga por «priorizar» la extracción en zonas menos productivas, como superficies de mato o forestal, «y solo en segunda instancia sobre superficies agrarias útiles». Apunta a que esta priorización debe hacerse los cuatro primeros años para minimizar efectos en los suelos. Tras el fin de la actividad minera, las parcelas deberán estar «en adecuadas condiciones agrarias y ambientales».
Entre otras medidas preventivas, el Gobierno gallego estipula prohibir trabajos de movimientos de tierras «los días de fuertes lluvias» por los posibles arrastres de tierras que puedan llegar a río.
Asimismo, los vertidos en aguas deberán contar con la preceptiva autorización del organismo de cuenca. También deberá haber una vigilancia ambiental con análisis de aguas anuales.
Esta autorización está firmada por la directora xeral de Calidade Ambiental e Sostibilidade, María José Echevarría, y por el subdirector xeral de Avaliación Ambiental, Alejandro Carrera, los mismos cargos que concedieron la declaración de impacto ambiental al proyecto de Altri en Palas de Rei (Lugo).

