Un informe de Greenpeace y el Observatorio Gallego de Acción Climática (Ogacli) concluye que tres cuartas partes de los recursos energéticos que usa Galicia para obtener electricidad, combustibles y calor son importaciones de combustibles fósiles de terceros países, principalmente del sur.
Así se recoge en este estudio, llamado ‘Galicia, más allá de los combustibles fósiles’, que se publica con motivo de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebra en Dubái (COP28), que analiza el estado de la transición energética en el territorio.
De este modo, Greenpeace critica que «esta situación aleja a Galicia» del objetivo de alcanzar un sistema 100% renovable en el año 2040.
El análisis concluye que, de toda la energía utilizada en Galicia como materia prima para ser transformada en energía para el consumo, solo el 25,8% procede de fuentes renovables, por lo que no existe ningún excedente de renovables y sí un aumento importante del uso de gas fósil.
El mayor consumo energético en Galicia corresponde a los usos directos de combustibles fósiles, que suponen un 60% del consumo de energía final, mientras que el consumo de electricidad sobre el consumo total de energía final, en la que se pone todo el foco mediático, solo ha estado entre el 24% y el 27% durante los últimos 15 años.
«Además, aunque la energía disponible para el consumo se destina mayoritariamente al consumo interno y una parte es exportada al resto de España y de Europa, Galicia exporta energía final pero, sobre todo, de origen fósil, no sólo porque parte de la electricidad exportada se produzca con gas y carbón, sino principalmente por la exportación de productos petrolíferos y de gas», indica Greenpeace en un comunicado este martes.
«La dependencia de los combustibles fósiles es aún tremendamente elevada en Galicia, por lo que está todavía muy lejos de autoabastecerse con fuentes renovables. Esta situación se debe reducir drásticamente tras los planteamientos expuestos estos días en la COP para eliminar progresivamente los combustibles fósiles y alcanzar los objetivos climáticos», ha lamentado el responsable de Greenpeace en Galicia, señalado Manoel Santos.
El informe señala que en los últimos años no se observa una tendencia clara hacia un descenso importante del consumo de energía, como sería deseable en el contexto de la emergencia climática y de la crisis energética. A esto contribuye, según el documento, que la Agenda Energética de Galicia 2030 «carece de la ambición climática necesaria».
«Para reducir el consumo total de energía es necesario aumentar la eficiencia energética y evitar usos despilfarradores o de lujo, pero también incrementar la producción y el consumo de electricidad renovable a través de la electrificación. Mientras esta última no progresa, se está desaprovechando el excedente eléctrico que Galicia tiene, y por tanto exporta, en algunos meses del año para hacer más eficiente y limpio el consumo energético gallego», sostiene la entidad ecologista.