La Asociación Eólica de Galicia (EGA) achaca a la inseguridad jurídica «la caída» de centros como el de Vestas en Viveiro (Lugo), cuyo cierre, anunciado para finales de año, tacha de «pésima noticia» para la comarca y para el sector.
En un comunicado, la patronal eólica gallega lamenta que España «acaba de penalizar los rendimientos de las empresas eléctricas como consecuencia de la subida del precio de la luz; cuando la razón está en el gas y el petróleo –combustibles fósiles–, cuyos precios se han disparado por diversas razones geoestratégicas».
«Esta inseguridad jurídica provoca la huida de nuevas inversiones, cuando no la caída de centros empresariales, como la fábrica de Vestas en Viveiro, que lleva veintidós años suministrando generadores y cuadros eléctricos a los parques eólicos», afirma.
Su anunciado cierre es, incide, «una pésima noticia para la comarca y para el propio sector». «Pero la explicación es sencilla: si no hay MW en desarrollo, no hay fábricas», asevera.
En Galicia, apunta que se instalaron 700 MW eólicos en los últimos once años, unos 400 en 2019 tras el parón y unos 100 en la pandemia; y en la actualidad «no se está construyendo ningún parque eólico».
EGA, según recuerda, «venía reivindicando desde hace un par de años la instalación de 400-500 MW anuales para poder mantener el ritmo de inversiones y empleo, principalmente en la industria auxiliar, algo que no se está cumpliendo».
En los últimos dos años, según sus datos, la Xunta publicó 41 parques que suman 1.163 MW y el ministerio 33 que suman 2.700 MW. La mayoría de los parques del ministerio fueron informados negativamente por la Xunta por estar fuera de las áreas de desarrollo eólico, constata.
Por su parte, la Xunta aprobó en el mismo período de los dos últimos años 10 declaraciones ambientales, que afectan a 200 MW, y 12 autorizaciones administrativas, que afectan a 250 MW. «Son cantidades claramente insuficientes, y aun así algunos mantienen una oposición sistemática a la energía eólica», lamenta.
Por otra parte, señala que frente a «las voces que hablan de que Galicia exporta energía, la realidad dice que entre el 70 y el 80 por ciento de la energía primaria que se consume en Galicia habitualmente procede de combustibles fósiles importados». «Así que estamos obligados a llegar a un acuerdo político y social a favor de la energía eólica, verde y sostenible, en vez de demonizarla», concluye