La directora de Turismo de Galicia, Nava Castro, defiende que la Xunta «no improvisa» en sus acciones para la reactivación de la hostelería, de forma que la decisión de que los restaurantes tengan que contar con un medidor de CO2 para servir cenas fue una medida «en consenso» con el sector.
En la comisión de Industria, el diputado del BNG Daniel Pérez ha criticado la «improvisación» y «falta de diálogo» de la medida de medidores de CO2. Pone de ejemplo que fue necesario aumentar el plazo necesario para que los locales pudiesen contar con estos aparatos.
Al respecto, Pérez se ha referido al «malestar» de representantes de hosteleros por la «improvisación» en esta medida, que llevó a casos como que un restaurante pudiese estar 15 días después de la publicación de la norma sin disponer de estos medidores, con el stock «agotado» para su venta.
En respuesta, Nava Castro ha sostenido que se fijó un plazo de tiempo que se estimaba adecuado y suficiente para que «no se atrase» la aplicación de la medida, y se hizo «en consenso con el sector».
Sobre la necesidad de que los restaurantes tengan que disponer del medidor, pero no los bares, sostiene que en las cafeterías existe un «movimiento rápido» de clientes, por lo que es «más fácil» renovar el aire, además de que considera que el periodo nocturno tiene que tener una «vigilancia mayor» por el carácter de socialización de las cenas.
RESTAURACIÓN DE MADERA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO
En otro orden de cosas, el director Axencia Galega da Industria Forestal, José Ignacio Lema Piñeiro, ha dado cuenta de las actuaciones realizadas por esta entidad en virtud del convenio con la Fundación Catedral para la rehabilitación de elementos de madera del templo de Santiago de Compostela.
En respuesta a una pregunta del PPdeG en la comisión de Industria, ha informado de las principales actuaciones, que pasaron por el diagnóstico del estado de infraestructuras de madera, con el uso de tecnologías como el resistógrafo.
Así, se intervino en el baldaquino barroco de la capilla mayor de la Catedral compostelana, que presentaba deformaciones en el artesanado, para lo que se usó madera de castaño de la misma edad de las vigas gracias a la colaboración del Consorcio de Santiago.
Igualmente, se restauraron el yugo de la campana mayor, que data de 1776 y presentaba una «gran brecha», así como de la campana Prima Salomé. También se ha trabajado en las capillas absidiales de cabecera de la Catedral, en las cubiertas del pazo arzobispal y en humedades en la capilla de A Corticela, entre otras actuaciones.