El conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, descarta que el próximo comité clínico acuerde ampliar el horario de los bares hasta igualar el de los restaurantes, que cierran a las 23,00 horas, dada la «tendencia al alza» de la situación epidemiológica en Galicia.
En una entrevista concedida este domingo a la Radio Galega, recogida por Europa Press, el titular de la cartera sanitaria de la Xunta ha reconocido que no se puede «avanzar muy rápido» en la desescalada, sino que aboga por ser «prudente» y pensar en el «medio plazo».
Así, a pesar de que al Gobierno gallego le «gustaría que todos los locales de hostelería tuviesen el mismo horario», prefiere por ahora «ser conservadores» y «estirar esa distancia de horario» entre el cierre de los bares –21,00 horas– y los restaurantes –23,00 horas, con condicionantes como los medidores de CO2–.
«Mientras esta situación no se resuelva, en el sentido de no crecer o incluso que baje más (la incidencia), hay que esperar un poquito», ha asentado.
En el caso del ocio nocturno, el conselleiro de Sanidade ha confirmado que el próximo mes se harán pruebas pilotos en establecimientos de un modo «lo más consensuado posible con el comité clínico y el sector».
En caso de darse esa reapertura, sería con condicionantes «muy parecidos» a los de los restaurantes, es decir, con control de acceso, con registro de clientes y con revisión de la calidad del aire. Eso sí, Comesaña ha advertido que la suspensión del ocio nocturno se estableció «por una orden del Ministerio de Sanidad» del pasado agosto, por lo que también habría que modificar este texto.
En cualquier caso, el titular de Sanidade ha calificado la situación epidemiológica de la Comunidad gallega como «de estabilidad» en las últimas semanas, aunque hay «una tendencia al alza». Así, mientras después de la Semana Santa la incidencia se movía en el entorno de los 77 casos por 100.000 habitantes a 14 días, ahora se sitúa sobre los 90.
Asimismo, Comesaña ha destacado que la incidencia a siete días está «en torno a la mitad» de la de 14, sobre los 44 casos por 100.000 habitantes. «Si aumentase a más de la mitad, saltaría la alarma», ha indicado.