En plena crisis por la pandemia del coronavirus, empresas gallegas de distintos ámbitos han visto multiplicar su facturación al redirigir su producción hacia el negocio ‘anticovid’, a través de bienes como las mascarillas, el producto ‘estrella’ pero no el único en el mercado de la ‘nueva normalidad’.
Así, junto a los protectores faciales por excelencia, surgen productores de pantallas, compañías que desarrollan kits para la detección del virus, elaboradores y distribuidores de mamparas para comercios y centros educativos y hasta diseñadores de puertas inteligentes para la entrega de pedidos a domicilio.
Es el caso de Nuxak, la firma de Ribeira que se dedicaba a la ropa deportiva y ahora fabrica unas 5.000 mascarillas al día entre esta localidad coruñesa, donde hace la estampación, y Ordes, donde está el taller que da empleo a una treintena de personas.
Su volumen de negocio es hasta seis veces mayor hoy en día, de ahí que «la idea es empezar en enero con un proyecto más ambicioso de EPI para sanitarios y posicionar la marca», destaca Jesús Mosquera, uno de sus responsables.
El proyecto de ropa laboral lo estudiaba hacía un año, pero «la pandemia lo precipitó todo». El 19 de marzo, durante el primer estado de alarma, tuvo que cerrar la firma, por falta de suministros ya que sus proveedores eran italianos.
Ahora, con tejidos sanitarios procedentes de España, fabrica mascarillas que solo se pueden adquirir en farmacias. «Estamos teniendo muy buena acogida. La gente se piensa que hacer mascarillas es sencillo, pero hacerlas bien no es tan fácil», destaca.
Molesto con que quieran «defenestrar las mascarillas de tela», lamenta que «pagan justos por pecadores» ya que las hay, reconoce, que «no sirven» para protegerse. Sin embargo, reivindica la validez de las de Nuxak y sus ventajas, por ejemplo, para días de lluvia, puesto que «aunque estén humedecidas siguen trabajando», al contrario de lo que ocurre, según afirma, con las quirúrgicas.
Si bien ya piensa en la constitución de esa nueva sociedad para dedicarse a EPI en enero, la fabricación de mascarillas seguirá ya que «es un producto que ha venido para quedarse».
De la alianza entre la viguesa I-Lever (del sector del automóvil) y la compostelana Dismark Products (del ámbito de la logística) nació Galmask, otra empresa volcada en la fabricación de mascarillas.
Esta, en concreto, viene a cubrir la falta de compañías autóctonas fabricantes de mascarillas FFP3, las de «categoría más alta». Empieza a vender en «unos días», después de un largo proceso de homologación, destaca uno de sus responsables, Miguel Gómez.
Gómez señala que la previsión es realizar 1,5 millones de mascarillas al mes en las instalaciones de Vigo, que se distribuirán después desde Santiago a través de farmacias y hospitales.
Para ello, han contratado a una treintena de personas y han readaptado «máquinas, sistemas, estructura, márketing…», relata este portavoz de Galmask. El destinatario de sus mascarillas será, «sobre todo, personal de riesgo, pero hay de todo» y calcula que la facturación rondará el «millón y pico de euros al mes».
MÁS DEMANDA
El estallido de la pandemia también ha significado un incremento del negocio para otros empresarios cuyos productos han visto crecer su demanda con la crisis. Es lo que le ocurre a Viplast Galicia, ubicada en Mos (Pontevedra), que se dedica a la distribución de placas de metacrilato y otros plásticos técnicos.
Su responsable, Pila Vieites, señala que no tiene cuantificado el volumen de negocio, pero si un año normal Viplast factura unos 500.000 euros, este 2020 espera repetir esos números.
«Lo que bajó por un lado, se recuperó por otro», por lo que Vieites cuenta con «no bajar» ya que aún falta el último trimestre y «las perspectivas son buenas».
Durante la primera ola, el 95% de las llamadas eran «para pedir metacrilato». «Fue de locos», recuerda, pero ahora la solicitud de este material supone en torno al 5%, esto es, «lo que había antes».
A día de hoy, es el plástico técnico el que «se mantiene, porque alimentación, industria y construcción no bajó».
Otras firmas como Arduma, en A Coruña, siguen con un alto nivel de producción, como confiesa su responsable, Fernando Durán, quien apunta también a la creciente competencia en este ámbito.
Esta compañía se ha especializado en la fabricación de mamparas «anticontagio coronavirus de cualquier forma y tamaño».
INNOVACIÓN
Un negocio innovador es el de siete emprendedores de Vigo que crearon la ‘puerta inteligente’ de Yolodoor. Su portavoz, Ibán González, explica que la idea nació en 2017 pero que «en unos meses» esperan empezar a vender.
Su producto de domótica consiste en una puerta inteligente que se maneja desde el móvil para recibir paquetes cuando no estás en el domicilio o quieres evitar el contacto.
La harán en aluminio y tienen capacidad para fabricar unas 200 pueras al día, con «la ventaja», expone González, de que el cliente se la puede instalar por su cuenta, para abaratar el coste.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria y ante el incremento de las ventas online, Yolodoor recibe «más interés» y ya han sido contactados por empresas como Amazon y Seur, que buscan impulsar sistemas como este para minimizar el impacto de las entregas fallidas.
De hecho, con el gigante estadounidense están pendientes de realizar una prueba piloto en la zona de Vigo. «Para ellos, no entregar un pedido es dinero perdido y un verdadero quebradero de cabeza», subraya.
«Se hacen a medida, fabricamos bajo pedido, tanto para edificios como para viviendas unifamiliares, y el precio oscilará entre los 1.500 y los 2.000 euros», explica.
También ha apostado por la innovación la vilalbesa Imglo Hosting, que en mayo tenía listo un servicio para evitar las cartas de los menús de la hostelería, a través de códigos ‘QR’ que te dirigen a una web o una imagen colgada en internet.
Con más de 80 clientes, su promotor, Alex Novo, reivindica haber sido «pioneros a nivel provincial» en este sistema. Si bien surgió competencia, explica que lo que diferencia a Imglo Hosting es que proporciona mantenimiento y soporte, de modo que la carta puede ser actualizada de forma permanente.
Además, es un servicio que puede extenderse a cualquier folleto publicitario y en la actualidad, indica Novo, trabaja en varios catálogos.
LABORATORIO
AMSlab, en Lugo, es «uno de los laboratorios con más actividad de España» en homologación y control de calidad de tejidos y mascarillas, según llama la atención su director general, Manuel Lolo.
Tienen más de 300 clientes de la Península y la Unión Europea, para los que desempeñan un trabajo que es «de rutina» pero «también de asesoramiento».
Este es un mercado nuevo que no existía, pero «no compensa» la caída del control en el ámbito del textil, donde la lista de ensayos es «enorme» y mayor que el «mínimo paquete de análisis» que requieren las mascarillas.
Con todo, otro departamento de esta empresa trabaja en un desarrollo que, de salir adelante, sí supondría un impacto «importante» en las cuentas del grupo: un kit para diagnóstico rápido de la covid-19.
Basado en la técnica de las PCR, este no requiere de laboratorio, pues difiere «en la química de la reacción en sí». De este modo, pretende que el diagnóstico se obtenga a través de un calentador, con «procesos básicos», lo que permitiría su utilización en lugares como centros de salud, educativos, empresas y residencias, con la «ventaja» de que «la muestra ya no es peligrosa, no contagia», como sí ocurre con las PCR actuales.