La asociación ecologista Adega exige que Alcoa «no puede marcharse» de San Cibrao sin saldar su «deuda ambiental» por el impacto en la comarca de su balsa de lodos tóxicos.
En un comunicado, Adega advierte de que actualmente esta balsa aún no cuenta con un proyecto de cierre y clausura definitivo, ni tampoco con un plan de descontaminación.
En el décimo aniversario del desastre ambiental provocado por el derrumbe de la balsa de lodos rojos de Ajka (Hungría), avisa de que los riesgos existentes en el caso de San Cibrao son «reales», con la «permisividad» de las administraciones ante esta situación.
Al respecto, sostiene que el volumen de agua que recoge la balsa en A Mariña «es seis veces superior al previsto», lo que provoca que la depuradora «no tenga capacidad para tratar el volumen sobrante». «Por este motivo, desde el año 2017 la Xunta ha autorizado a Alcoa a verter más agua al mar y con mayores cantidades de flúor».
Además, recuerda que, «cuando menos en 2018 y 2019», se registraron «numerosos episodios de importantes deficiencias en el funcionamiento de la balsa: altos contenidos de flúor en el agua embalsada; bombeos que funcionan por debajo de lo requerido; insuficiente tratamiento de lixiviados; el aumento de filtraciones o el registro de peligros de aproximación de agua a los diques de contención».
Sobre este extremo, censura que la Xunta denegó a Adega el pasado mes de julio el acceso al proyecto de sellado y clausura de la balsa de lodos rojos al alegar que se encuentra «en curso de elaboración». Su tramitación comenzó en 2006 con un anteproyecto, al que siguió un proyecto en 2014, con una addenda en 2015 y una actualización en 2019, «probablemente para atender a los sucesivos recrecimientos de la balsa», apunta la asociación.