La de 2020 será una temporada de verano «frágil y atípica» en la que el sector turístico gallego trabajará en «circunstancias muy difíciles» para «sobreponerse al durísimo golpe» de la crisis de la COVID-19, un periodo en el que, aun con reservas que «marchan bien», no tienen expectativa de superar una media del 60% de ocupación en los periodos álgidos de los próximos dos meses.
Así lo aseguran para Europa Press fuentes del Clúster Turismo de Galicia, que apunta que, hoy por hoy, resulta «casi imposible hacer una estimación ni establecer unos objetivos de ocupación para el verano».
Los establecimientos consideran que la apertura de fronteras, primero comunitarias y posteriormente extracomunitarias, será un impulso para este sector, principalmente por el regreso del mercado portugués, al tiempo que se reactivan elementos como el Camino de Santiago.
Sin embargo, auguran que esta temporada será «todo menos convencional» y más bien «frágil y atípica». Por ello, los organismos turísticos, destacan desde el Clúster, no realizarán este año sus tradicionales previsiones de ocupación, que se antojan «casi imposibles» en un escenario en el que las reservas de última hora pesarán «más que nunca».
ENTRE EL 15 Y EL 60 POR CIENTO
En todo caso, los establecimientos consideran que durante el mes de julio se moverán en una horquilla de ocupación de entre el 15 y el 30 por ciento y la previsión para el mes de agosto, en el que se confían los mejores datos, es situarse entre el 50 y 60% de las plazas.
«Resulta sumamente complicado establecer datos más allá», apunta el Clúster, que reconoce, no obstante, que las reservas «marchan bien», sobre todo teniendo en cuenta las perspectivas hace algunos meses, en las que no sabían «siquiera si se podría abrir este verano».
Asociaciones locales como Hostelería Compostela estiman la ocupación hotelera durante el mes de julio en la ciudad en el 12,95%, que contrasta con el 63,66% de media del mismo mes de 2019. Para los días grandes de las Fiestas del Apóstol, el 24 y 25 de julio, estiman que podría incrementarse por encima del 23%.
Por su parte, la Asociación de Hostelería de Vigo y la Federación de Hostelería de Pontevedra calculan ocupaciones «bajas» por el momento en ciudades como Vigo o Sanxenxo, que podrían llegar progresivamente al 30%. En el mes de agosto y fines de semana, los picos que se manejan están en torno al 50 o 60%.
EL RETO DE LA RENTABILIDAD
Más allá de las cifras de ocupación, el sector está preocupado por la rentabilidad y la subsistencia de los propios establecimientos, que han tenido que hacer importantes inversiones para adaptarse a los requisitos higiénico-sanitarios.
Galicia, recuerdan, «está preparada para recibir viajeros» y ha implantado protocolos de seguridad, así como adaptado servicios. «Estamos preparados para ofrecer un destino seguro y de calidad, pero los profesionales del sector tenemos que ser cautos y recordarles tanto a gallegos como a visitantes que el virus sigue aquí», han zanjado.