Esta es una historia de metaliteratura, de una literatura que llamó por más literatura, por más historia. El escritor Xurxo Souto es el impulsor de ella y el mar, el punto en común de todo cuanto la rodea. La andadura comenzó cuando el autor dio en publicar La gran travesía de Chiruca Macallás (Xerais, 2018), que cuenta las aventuras de una patrona de pesca que capitaneaba en un gran sol.
De ahí en adelante, todo fueron hermosos descubrimientos. Xurxo Souto inició una gira de presentación de su libro a la que llamó ‘Ruta Vigocoruñenta’ bajo la premisa de que Vigo y A Coruña son la misma ciudad. A lo largo de este camino atlántico, la música se fue haciendo hueco de manera natural, y todo un cancioneiro propio de las mujeres del mar que hasta entonces había permanecido escondido se fue abriendo paso entre conversación y conversación. A veces, basta con tirar un poco del hilo para descubrir grandes historias, para rescatar del olvido o del silencio aquello que durante años quedó marginado en la memoria de nuestras abuelas, puertas para adentro.
UN MAR DE MUJERES
Dice Xurxo Souto que el libro es una excusa para comunicarse y conocer otras personas en directo. También para reivindicar a las mujeres del mar y su género sonoro con el que se fue encontrando por el camino. ‘La gran travesía de Chiruca Macallás‘ habla de un mar donde las mujeres son las protagonistas. Trata, entonces, esa «doble invisibilidad»: el mundo del mar invisible y el mundo de las mujeres invisibles.
Frente a todas las dinámicas de localismos, Xurxo Souto procura hacer ver que las gallegas de una punta y de otra no son tan ajenas entre sí. «A Coruña y Vigo son la misma ciudad», manifiesta con orgullo. Su objetivo es superar tópicos para enterarse de que «una chavala del Calvario es igualita a un chaval de Os Maios». Acontece que en la tierra reina el «negocio de la incomunicación», que según dice, lleva por nombre AP-9.
«Cuando hablamos del mar siempre nos ponemos bucólicos, pero no es un pasado bucólico, es el único futuro. El gran futuro. Como el ganado. Si le da un arrebato a Amancio Ortega lleva Inditex para Singapur, pero en cambio el mar no se puede llevar». Siempre está ahí, él y las gentes que lo trabajan, resistiendo a la «educación terrícola» del mundo. Cuenta Xurxo Souto que en la India, una pequeña aportación económica de la mano de las mujeres puede activar la sociedad entera. «Eso es lo que pasa en las rías gallegas, gestionadas por mariscadoras que producen la excelencia». ¿Por qué no tenemos a estas mujeres, entonces, como la referencia?
SU UNIVERSO SONORO
Xurxo Souto cita al estudioso sueco Staffan Morling: «Galicia no es el fin del mundo, es el centro del mar». Un mar con un universo sonoro a la par. Los cancioneros gallegos están llenos de cantos de trabajo, pero en ellos no vienen recogidos los cantos concretos de las mujeres del mar, y mucho menos, los de las trabajadoras de las fábricas de conservas. Ahora muchas de ellas ya van mayores, pero en su memoria siguen resonando aquellas coplas que cantaban contra los abusos y las explotaciones de sus patrones. Eran cantos rebeldes, empoderados. Era la palabra haciendo frente a las injusticias laborales, a la precariedad…
A nosa virxe do Carme / Fixo unha casa na ría ( bis) / Pa ver as de Tenaisié / Como fabrican sardiña (bis)/ Veña sardiña, veña cabala/ Veña tamén mixillón / Despois de máis de dez horas / Hai que ir cargar cameóns / Cando queres ir pra casa / Co corpo coma fariña (bis) / Alá vén señor Ribeiro / Aínda hai que aceitar sardiña (bis) / Cala a boquiña, andá lixeiriña / No esteas a protestar / Que como ábra-la boquiña / Mañá non vés traballar.
Esto cantaba Rosa, A Anaca, con su compañera Carmen, A Cadela, las dos trabajadoras de la fábrica de Tenaisié, en O Grove. Carmiña, de Massó, entonaba este otro…
Nesta fábrica Massó, me estou deixando a vida / Mira, mira Maruxiña, mira como veño eu. / De tanto empacar sardiñas, teño as manciñas perdidas / Mira, mira Maruxiña, mira como veño eu. / E cando pasa Manuel, e nos encontra charlando / Mira, mira Maruxiña, mira como veño eu. / Levanta a vista pra arriba, e baixa a vista pra abaixo / Mira, mira Maruxiña, mira como veño eu. / Nesta fábrica Massó, me estou deixando a vida.
En esta misma fábrica, en Bueu, Maruxa trabajaba al tiempo que cantaba…
Ahora que estabamos ben, / Dábamolo por ben feito / Chega o camión do bonito / A rebentarnos do peito. / E despois cando acabamos, / Vamos correndo pa riba / Alá vén o encargado, / Mándamos coller sardiña.
Las mujeres de A Guía (en Meira) también reivindicaban sus derechos laborales a través del canto. Echaban coplas como esta:
Somos as da Guía / Aquí as estamos / Si non nos dan suba / Non lle traballamos.
Recoger esta historia sirve para que tomemos consciencia de la importancia de este sector operario, cuenta Xurxo, y también de las condiciones en que trabajaban millares de mujeres en las fábricas que se establecieron a lo largo de la costa, «desde Alfagene en Vigo hasta La Pureza en Cariño». Para el escritor también fue todo un descubrimiento. La primera copla que escuchó fue una de Carmiña de Cangas, trabajadora de la fábrica de Massó. «Pensé que era una anécdota, pero cuando llegué a la Illa de Arousa, vi a un chaval que empezó a hurgar en el ojo. Me dijo: ‘Estoy emocionado porque mi abuela tenía una canción igual para meterse con el encargado que las explotaba en la Goday, fábrica de conservas en la illa». Entonces, Xurxo Souto lo tuvo claro: «Aquí hay un género».
Toda una literatura sonora. Canción protesta hecha por mujeres. «Nadie se preocupó de este género porque eran mujeres, porque eran obreras, y porque eran del mar», reivindica el escritor. Mas el valor de estas palabras acompasadas con la música es inmenso. Y por eso mismo, un grupo de gente en el que también anda de por medio Xurxo Souto acaba de crear el coro Boghino de Caión, que vuelve a entonar estas poderosas cantigas en la ruta ‘Vigocoruñenta’ con la que el autor presenta su libro, teje historias y hace memoria.
RECONSTRUYENDO LAS MITOLOGÍAS
Xurxo Souto propone la revolución de las mujeres del mar. Y en esta revolución, la mitología también juega su papel, pero reconstruida. «El gran mito del mar es el más allá y la isla del paraíso», relata Souto, pero todos los que descubrieron esa anhelada isla fueron hombres. «Que pasaría si las navegantes hubieran sido, por el contrario mujeres?». Por estos nuevos mundos no andados – o nadados – se mueve el autor, que procura un mar donde ellas sean las protagonistas.
Está convencido de que hay que crear el mito de la mujer sol. «En la cosmovisión contemporánea todo está muy codificado. Al hombre le toca ser el centro de la vida pública -el sol- y la mujer tiene su espacio, el doméstico – a luna, la noche -. No se trata de que las mujeres adquieran roles masculinos, sino de que se cree un mundo, una cosmovisión, donde todas tengamos sitio», sentencia. Hace falta, así, navegar nuevos mares. Xurxo Souto batió en las memorias de las trabajadoras del mar para dignificar el traballlo de todas ellas. Se necesita conocer la historia para caminar hacia un futuro más justo.
Este viernes la Asociación Veciñal e Cultural Casco Vello, en el Berbés (Vigo), acogerá buena fiesta a cargo de las aventuras de Chiruca Macallás y el coro Boghino de Caión a las siete de la tarde. Al día siguiente, Xurxo Souto viaja hasta A Coruña, concretamente al Muro, donde invitará a guiso de choupas en el mesón Chicote, acompañados también con una sesión de «Cantos de traballo das mulleres do mar». Ya a las 18:00 horas, la fiesta se trasladará a la Sacabeira de Sargadelos, en Cervo, en A Mariña.
«¡Y seguiremos!», dice un Xurxo Souto entusiasmado. Queda tanta historia por contar.