Arqueólogos e investigadores del colectivo Romanarmy han localizado siete nuevos campamentos romanos militares en la provincia de Lugo que, ahora, piden a la Xunta que catalogue para proceder a su protección.
En concreto, los recintos se ubican en los ayuntamientos de Cospeito, Friol, Palas de Rei, A Fonsagrada, Baleira, Castroverde y Riotorto, según recoge el estudio liderado por el arqueólogo de la Universidad de Oviedo Andrés Menéndez-Blanco y que ha sido publicado en la revista ‘Croa’, editada por el Museo do Castro de Viladonga.
Los investigadores explican en un comunicado que los yacimientos se dividen en dos grupos, los que presentan una «fiabilidad alta» y los que se consideran «indicios probables». Esto está determinado por su grado de conservación y capacidad para poder plantear certezas sobre lo que esconden puntos que, en algunos casos, se encuentran en terrenos de «intensa» actividad agrícola.
Los sitios arqueológicos tienen «la misma morfología» que otros recintos romanos en el noroeste peninsular ya documentados. Entre ellos estaría el ‘Vedro da fame’, en A Hermida, municipio de Riotorto, que abarcaría 14 hectáreas y que lo convertería en uno de los campamentos romanos más grandes de Galicia.
Para los arqueólogos, estos hallazgos aportan «datos relevantes» para abrir nuevos marcos interpretativos sobre los movimientos de las tropas romanas en el territorio gallego. Así, apuntan que los recintos de A Fonsagrada o Baleira «inciden en la abundancia de fortificaciones romanas de campaña entre las montañas orientales de Galicia y el occidente asturiano».
De este modo, creen que el valle de Baleira «pudo tener un papel central en los desplazamientos del ejército romano a través del oriente lugués en sentido norte-sur». Por otro lado, los campamentos en el oeste del río Miño «presentan más dificultades interpretativas» pero también pueden indicar el control de vías de comunicación.
Con todo, consideran que esto último puede «cambiar la distribución de los campamentos romanos en Galicia», lo que refuerza la idea de que, como se creía, las campañas en Galicia se dividieron «en dos islas o concentraciones lejanas», pues algunos de los sitios localizados ahora «llenan el espacio vacío del occidente lugues y el oriente coruñés, apuntando a una distribución más homogénea de los sitios en toda Galicia».
«La presencia de poblados fortificados en el entorno de estos recintos tampoco puede ser ignorada a la hora de interpretar sus motivaciones. Aunque no tenemos evidencias de asaltos o asedios a castros en las áreas gallega y asturiana, los indicios de interrelacións entre poblados indígenas y campamentos son cada vez más numerosos», remarcan los investigadores.
Así las cosas, el colectivo Romanarmy insta a las administraciones y, en concreto, a la Xunta de Galicia a actuar de forma inmediata de cara a proteger estos recintos, «muy alterados por una acción humana continuada».