La Federación de la Música en España (Es_música) prepara una guía sanitaria para la celebración de conciertos y música en directo que busca «frenar la inseguridad jurídica» en el sector, con recomendaciones que incluyen, entre otras, referencias a las distancias mínimas para artistas y público dentro del contexto de la pandemia de coronavirus.
En concreto, en el documento –del que se esperaba su publicación en julio y finalmente verá la luz en las próximas semanas– se recomienda que entre la boca del escenario y el artista haya una distancia mínima de dos metros, para colocar el vallado antiavalancha. Y a partir de ese vallado y hasta la primera fila, otros dos metros de distancia mínima.
Esta guía llevará por título ‘Directrices y Recomendaciones para la Reactivación de los Eventos y Espectáculos Públicos y Reapertura de los Espacios que los acogen en el contexto del COVID-19’, y servirá de complemento a un decálogo ya publicado a finales del pasado mes de junio con medidas para la organización de espectáculos en la nueva normalidad.
Como el documento lleva elaborándose hace tiempo, ya venían incluidas medidas que finalmente han sido adoptadas por la administración, tales como la prohibición de fumar en estos espacios. Pero también incluyen otras novedosas, como prestar atención al «impacto» que pueden tener estos eventos con amplio aforo en relación a los edificios de su entorno.
«Por ejemplo, si llega a formarse una fila de 100 personas para el acceso, se te puede ir a más de 200 metros», ha explicado a Europa Press uno de los encargados de este documento y experto en seguridad de eventos, Raúl Valera, quien recuerda que la guía también incluirá otro tipo de recomendaciones más allá de las relativas al coronavirus.
Una muestra de ello es la propuesta de analizar en los conciertos la velocidad, intensidad y dirección del aire. «Se trataría de establecer un protocolo de fenómenos meteorológicos adversos, por los golpes de calor o para mitigar riesgos si hay que cancelar, en caso de que haya mucho viento», ha apuntado.
En la guía se abordarán servicios complementarios de control o medición de temperatura corporal, reajustes de aforos o densidades grupales de ocupación, medidas para la fase de celebración del evento, post evento, posibles cancelaciones (devolución de entradas, contratos y fuerza mayor), seguros o la celebración de live streaming.
Además, incidirá en otros aspectos como un protocolo de coordinación en materia de prevención de riesgos laborales para las personas trabajadoras (atendiendo a una planificación preventiva, montaje y desmontaje o ensayos), o las buenas prácticas (asistencia sanitaria y desfibriladores, personal de seguridad privada, controladores de acceso y servicios auxiliares, sistemas de control de aforo o protocolo de seguridad contra violencia sexual en el ocio).
«Es un documento de apoyo para el sector en la organización de cualquier evento, al haber en juego importantes responsabilidades para con el público asistente y la administración pública. Se trata de paliar necesidades del sector ante una inseguridad jurídica y la falta de homogeneización en el sector de los eventos», ha señalado Valera.
En todo caso, los conciertos que superen la evaluación de riesgos y puedan celebrarse tendrán como horario máximo hasta la 1.00 horas, incluyendo en dicho horario máximo cualquier otra actividad que se desarrolle como apoyo o complemento a los citados eventos (por ejemplo, el servicio de hostelería después del concierto).
Estas actividades complementarias o de apoyo se efectuarán en mesas, garantizándose una distancia mínima entre mesas o agrupaciones de mesas de 1,5 metros, con un máximo de diez personas por mesa o agrupación de mesas. La ocupación máxima será de diez personas por mesa o agrupación de mesa.
EL FUTURO DE LAS SALAS DE CONCIERTOS
Respecto a las salas de conciertos, el experto en seguridad reconoce que, tras la nueva normativa, habrá que revisar las «peculiaridades» de cada comunidad autónoma y su tipología de establecimientos y actividades. De forma general, los locales de hostelería que se dediquen exclusivamente al consumo de bebidas no tienen autorizada su apertura.
«En esta situación habrá muchas salas de conciertos y otro tipo de locales con música en vivo que podrían intentar mantener los conciertos programados mediante una autorización como evento multitudinario tras la oportuna evaluación de riesgos por parte de a autoridad sanitaria», ha apuntado.