El catedrático de Análisis Matemático de la USC Juan José Nieto, junto con los investigadores Iván Area, de la Universidad de Vigo, y Delfim Torres, de la Universidad de Aveiro, concluyeron en el mes de febrero un modelo matemático con el que abordar la evolución de la COVID-19 y que preveía que el punto de inflexión de la epidemia en Galicia se registraría durante la primera semana de abril, tal y como finalmente sucedió.
Este equipo, al que también se sumaron el catedrático de Electromagnetismo de la USC Jorge Mira, así como Luis Seoane, del CSIC, continúa con sus análisis y sugiere ahora emplear una metodología semejante a la de las encuestas electorales para determinar el alcance real de una pandemia de la que, afirman, «comienza a verse la luz al final del túnel».
«Pensamos que, con un análisis semanal a una muestra aleatoria simple de la sociedad gallega tendríamos una fotografía mucho más exacta del alcance de la pandemia, pues permitiría saber quien padece la enfermedad y quien la superó, incluso de manera asintomática», afirman.
En todo caso, el equipo de investigadores es consciente de «la dificultad de esta medida por el escaso número de tests disponibles». «El no disponer de tests a día de hoy no permite hacerlo, pero pensamos que es algo que sí que se debería valorar cuándo lleguen, analizar quien la tuvo y quien la tiene», subrayan
UN «DURO DESCENSO»
En la situación actual, los científicos alertan de las dificultades que alberga el proceso para doblegar la curva. «No podemos pasar del confinamiento a la fiesta de un día para otro, tiene que ser progresivo e intentar evitar que se produzcan nuevos brotes internos», afirman.
Al mismo tiempo, valoran la fortuna para Galicia de ser un territorio históricamente aislado. «Nuestra geografía y las dificultades de comunicación históricas jugaron a nuestro favor: la pandemia llegó más tarde y pudimos aprovechar todo el conocimiento médico que se desarrolló por ejemplo en Italia para mejorar el tratamiento de los pacientes. Eso redundó en que comenzamos el aislamiento antes de tener una propagación masiva, que los casos de UCI fueron llegando poco a poco, y que, con el conocimiento médico, fue posible una reducción en los tiempos de UCI, lo que redundó en no saturar estas unidades», añaden.
Del mismo modo, inciden en que la curva es asimétrica, esto es, que la velocidad de subida es mucho mayor que la de descenso. «Eso significa que, si tardamos 25 días en alcanzar el número máximo diario de personas infectadas, el esperable es tardar 45 días desde ese máximo en reducir el número de personas infectadas a cero», destacan.