La ola de incendios que prendió el 14 de julio tras las tormentas con descarga eléctrica ha revelado que Galicia ya es uno de los terrenos pasto de lo que el director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidade de Vigo, Juan Picos, ha definido como «choque de trenes».
Es decir, «dos evoluciones extremadamente desfavorables» que han propiciado «un evento singular», el cual «no está documentado» y sobre el que «hay razones muy probables» que apoyan que «nunca se haya dado antes» en la Comunidad gallega.
Este científico explica a Europa Press que los hechos que se desencadenaron son consecuencia del «choque» de esas dos circunstancias: por un lado, un cambio climático «de fondo» en el que la vegetación está en peores condiciones vitales; y el cambio socioeconómico, que ha provocado una acumulación de masa forestal. «Cuando chocan esos dos trenes, el choque es muy fuerte», ha evidenciado.
En este sentido, ha indicado que si bien en el caso del cambio climático, la solución tiene que ser «global»; para el ‘tren’ de socioeconómico «se puede actuar localmente» y es en este ámbito en el que se proponen soluciones: intervención de la tierra para gestionarla y ordenarla y consumo local como medida indirecta de «prevención».
«DEBILITAMIENTO DE ESPECIES»
Una de las cuestiones que estudian los científicos es la «recurrencia», es decir, cuando los incendios «son muy frecuentes y muy intensos, la capacidad de recuperación llega un momento en que desaparece». «Ni aunque le demos todo el tiempo del mundo», ha asegurado, para algunos casos.
En Galicia ya hay casos de este tipo, ha reconocido Juan Picos, quien ha dicho que, aunque pueda «sorprender», una muestra es el Monte Pindo. «Eso que nos llama tanto la atención, esos ‘penedos’ –rocas– se ven porque una parte muy importante se lo ha llevado la lluvia», ha apuntado, al tiempo que ha reconocido que esa misma circunstancia ha permitido, en su momento, «fertilizar rías». «Pero lo que nos quedan son piedras y sabemos que nos puede pasar», ha manifestado, en referencia a si se da esa recurrencia antes mencionada.
El experto llama a «tomar medidas cuanto antes» y ha visto como punto positivo el hecho de que no estamos en época de lluvias intensas. Como contrapunto, ha recordado que todavía queda «mucho verano» y esto puede propiciar que sigan los incendios.
«Es muy importante romper la espiral (de incendios) y que, al poco de que se recupere, vuelva a haber otro incendio, porque esto puede llevar a etapas más primitivas, a zonas de pequeño matorral y, sobre ahí, no va a crecer nada», ha apuntado.
De hecho, ha apuntado a uno de los estudios realizados por José Antonio Vega, catedrático y miembro del departamento del Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, que apuntaba los «incipientes» efectos del cambio climático y en el que se recogía, por ejemplo, el descenso de la humedad en el sur de Ourense y Pontevedra, más acuciado en la primera zona, como un «síntoma» del cambio. A su vez, la baja humedad provoca mayor sequedad del terreno, y por lo tanto, más riesgo de combustión.
Esto, añadió Picos, sostiene un «debilitamiento de especies» por encontrarse en climas «no tan adecuados» para su supervivencia natural. Es decir, aquellas especies que estén «al límite» de sus condiciones, serán más «susceptibles» a plagas, pérdida de hojas o una peor situación sanitaria, ya que dado que no se pueden mover, «se encuentran en un sitio no adecuado para ellos».
RIESGO DE EROSIÓN DEL SUELO
La erosión del suelo preocupa también a las entidades ecologistas. Arco Iris, tomando los cálculos que hacen los edafólogos, advierte de que el riesgo de erosión de los devastadores incendios que ha registrado Galicia en los últimos días puede alcanzar las 768.000 toneladas de tierra vegetal.
Mientras, la asociación Amigos da Terra ha enviado un protocolo de actuación ante la situación actual, con el fin de «no aumentar el daño». Lo primero, señala, es «evitar retirar restos quemados», puesto que esa maraña de esqueletos «retienen toneladas de suelo».
Evitar pisar y circular por zonas quemadas, no esparcir semillas sin garantías y refugios para animales, conforman otras de las recomendaciones de este protocolo.
Otras especies en peligro son las abejas. De hecho, la Asociación de Apicultores de Galicia advierte de la situación de riesgo que existe también para las colonias. «Lo importante es tener alimento para las colonias que sobrevivieron y ayudas a las explotaciones apícolas que no están afectadas directamente por el fuego pero sí su territorio floral», avisan.
«NO ANDAR CON REMILGOS»
Juan Picos fue uno de los expertos que participó en la comisión de incendios del Parlamento de Galicia a raíz de la ola de fuegos de 2017, así como también lo hizo en la anterior de 2007.
«Antes de una tercera comisión parlamentaria, el paso valiente es empujar las conclusiones que salieron de la segunda», ha manifestado en una entrevista con Europa Press, preguntado por la validez de esas conclusiones en un contexto en el que se revelan, año tras años, incendios que arrasan miles de hectáreas. Picos señala, sin embargo, que se puede volver a llegar a la misma conclusión de que el «problema» es el «abandono» del rural y que ya no hay población «no que viva en el rural, sino del rural», por eso apunta a pasos más allá: «no podemos andar con excesivos remilgos jurídicos, hay que empezar, aunque suene politicamente incorrecto, por la intervención de la tierra» para ponerla a producir y ordenarla y gestionarla.
Otra de las cuestiones que pone encima de la mesa es un cambio en la sociedad en los hábitos de consumo. «Una vez que hemos admitido que el abandono es una amenaza, el consumo también tiene que tener posibilidades preventivas, que seamos conscientes que cuando compramos con origen local, ayudamos a que personas mantengan una explotación y está haciendo una prevención (de incendios) indirecta. Esta decisión está en nuestros bolsillos, comedores escolares, hospitales», ha incidido.
Por ello, ha señalado que hay que «replantearse» la ley de contratos públicos si esta hace inviable favorecer las concesiones con productos locales. «La única manera de parar el segundo ‘tren’ es que puedan mantenerse negocios viables (en el rural), hay que eliminar esas barreras (legales) que nos hemos autoimpuesto», ha trasladado.