Investigadores gallegos, de Madrid y de Reino Unido han publicado en la revista ‘Ecography’ una metodología para predecir la adaptación de la biodiversidad al cambio climático, que puede simular escenarios en los que comunidades de especies son sometidas a distintos grados de limitación en su capacidad de dispersión, así como a diversas restricciones ambientales.
La investigación, liderada por la USC, ha contado con la participación de científicos de la UVigo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y del Natural History Museum de Londres.
Esta herramienta permite comparar esos escenarios simulados con datos reales, y comprobar cuál es la relevancia de cada uno de los procesos. Así, puede estudiarse cuál es el factor más importante en las diferencias entre comunidades biológicas, lo que permite saber cómo responderá la biodiversidad ante el desafío global del cambio climático.
«La diversidad biológica es un componente esencial para el correcto funcionamiento de los ecosistemas y, en consecuencia, del planeta», han señalado Andrés Baselga y Carola Gómez-Rodríguez, de la USC, que han añadido que, para proteger los ecosistemas, es necesario conocer los mecanismos responsables de la existencia de esa diversidad: catalogar la biodiversidad, comprender por qué las especies se distribuyen en el planeta como lo hacen, etc.
Según han apuntado estos científicos, la biodiversidad no se reparte de forma uniforme, sino que diferentes lugares albergan diferentes especies, y en diferente número. Las diferencias entre las comunidades de especies de dos lugares se denominan ‘diversidad beta’ y proporcionan «información muy importante para la toma de decisiones de gestión y conservación».
DISPERSIÓN Y CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN
Los dos factores principales que inciden en esas diferencias son las limitaciones a la dispersión (la capacidad de los organismos para moverse de un lugar a otro) y las restricciones del propio ambiente a la capacidad de adaptación.
Los planes de manejo y gestión de espacios naturales se basan en la premisa de que, protegiendo ciertas especies representativas, normalmente animales invertebrados, éstas actúan como «paraguas» y contribuyen a la conservación de otras especies que se encuentren en el mismo lugar.
PROTECCIÓN DE LOS INVERTEBRADOS
Según han recordado los investigadores, los vertebrados constituyen solo una pequeña parte de la biodiversidad total del planeta, frente al millón y medio de especies de invertebrados que hay. Éstos proporcionan numerosos servicios ecosistémicos, desde la polinización hasta el control de plagas y, pese a ello, «continúan siendo los grandes ausentes en los planes de gestión y conservación.
La aplicación de esta herramienta a conjuntos de datos reales permitirá identificar qué grupos biológicos, en qué regiones concretas del planeta, se verán más afectados por los cambios ambientales, ya sea porque respondan de forma directa a éstos, o por la limitación en su capacidad de dispersarse hacia lugares con condiciones ambientales favorables.