La Plataforma vecinal Cornado Mina Non asegura que el nuevo proyecto para la mina de Touro presentado por Cobre San Rafael, filial de Atalaya Mining y Explotaciones Gallegas, «puede suponer un desastre de clase mundial» para las comarcas de Santiago y Arzúa, el Ulla y la ría de Arousa.
Según han señalado en un comunicado, la compañía pretende utilizar, en un segundo intento, «la excusa de la transición energética» para promocionar un proyecto «que no es difícil intuir que, en esencia, en poco o nada se va a diferenciar del ya presentado», finalmente rechazado por la Xunta de Galicia por su inviabilidad técnica y ambiental.
«De cara a convencer a los potenciales inversores, la minera ha incrementado la cifra de recursos, sobredimensionando el yacimiento de cobre hasta las 103 megatoneladas frente a las 91 iniciales», aseveran desde la asociación, que recuerda además que «entre las zonas de concesión de explotación, exploración e investigación», la empresa mantiene una «aberrante y alarmante» cifra de extensión potencial que oscila entre las 12.270 hectáreas de superficie de su presentación corporativa y las 15.300 que aparecen en su documentación técnica –«un área que multiplica por cinco la superficie metropolitana de Santiago».
La plataforma ha criticado la estrategia de la empresa, que alude al término ‘world class’ –‘de clase mundial’– «intentando manipular a la opinión pública con la supuesta importancia de un yacimiento que en realidad es de baja ley», es decir, de 0,41 gramos de cobre por tonelada de piedra procesada.
En el comunicado explican que esto se traduce en que, para obtener una tonelada de cobre hay que utilizar «una inmensa cantidad de reactivos y productos químicos de alta toxicidad –sustancias nocivas para el ser humano y la biodiversidad– que quedarían almacenados indefinidamente en los depósitos».
VERTIDOS CERO
Para la plataforma existe otro factor «clave» en la inviabilidad del proyecto, que reside en la publicidad realizada por la minera sobre su filosofía de ‘vertidos cero’ y en un «supuesto» espesado de lodos a través de la eliminación de agua, favoreciendo así el «almacenado en seco» y «una total seguridad ante accidentes mineros».
Los expertos señalan que para evitar desastres medioambientales por rotura de balsas, la clave es espesar los lodos y reducir el porcentaje de agua de los mismos «tanto como resulte posible», dado que la presencia de agua multiplica el riesgo de licuación del material almacenado, «lo que ante un fallo de los diques de contención de una presa minera podría provocar una catástrofe a gran escala».
A este respecto, la plataforma subraya que, desde que la principal explotación de Atalaya Mining, Riotinto, reanudó sus operaciones en 2015, el vertido de residuos contiene, según datos de la propia compañía, un 65% de líquido y un 35% de sólido. Esto, para la asociación, convierte el sistema de balsas «en una auténtica bomba de relojería para la zona costera de Huelva».
Por todo esto, la Plataforma vecinal Cornado Mina Non rechaza «las falsas promesas que desde la minera intentan confundir y convencer» tanto a cofradías como a productores de cultivos marinos.
«La realidad no deja lugar a dudas: se venda como se venda, el de Touro es un proyecto que por sus características e impactos es y será inviable, y en el que los riesgos y el pernicioso legado ambiental no compensa en absoluto los supuestos beneficios pretendidos».