Los museos se preparan, a diferentes ritmos y desde diferentes puntos de partida, para el regreso a la actividad presencial y la apertura de sus puertas al público. Activos importantes dentro del sector cultural que contribuyen a la inversión económica y al empleo, estos lugares donde se conserva y difunde nuestro patrimonio se caracterizan fundamentalmente por ser centros de encuentro y de socialización. Lo resume Manuel Vilar, director del Museo do Pobo Galego, en que «un museo sin público no existe».
Su futuro, por tanto, pasa por adaptarse a las condiciones sanitarias pero también por caminar vías alternativas, por asumir retos que llevaban tiempo esperando en el cajón y por reforzar la relación entre los museos y la calle. Durante estos dos meses de parón, las líneas de trabajo se dirigieron hacia el mundo virtual. Prueba de esto es el aumento de interacciones en las redes sociales de los Museos Científicos de A Coruña, que triplicaron el flujo de visitantes a través de lecturas, actividades, experimentos y vídeos en sus redes. Con todo, los museos tienen claro que la virtualidad no puede sustituir la experiencia del arte en directo. Por eso mismo, y con la lección sobre la importancia de la presencia en las redes aprendida, ahora los esfuerzos se ponen en volver a recuperar el público en los museos.
Un público también tendrá que adaptarse a las nuevas condiciones higiénicas: puertas automáticas, gel en cada esquina, conversaciones amparadas por mamparas, máscaras y guantes… El «No Tocar» se trata ahora de una cuestión de salud. Aquí va un recorrido por los principales museos de Galicia para conocer los retos y las alternativas del futuro próximo.
El REGRESO
Después de un Día Internacional de los Museos que también tuvo que celebrarse de manera virtual, este martes, 19 de mayo, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC), gestionado por la Xunta de Galicia, reabrió para el público por primera vez desde que estalló la pandemia. Lo hizo, explica su director, Santiago Olmo, con una limitación del aforo del 30%, con recorridos dirigidos por el personal del museo, sin actividades presenciales, con limitaciones del uso de la biblioteca a cuatro plazas, mamparas, puntos de desinfección…
A su lado, el Museo do Pobo Galego, de titularidad privada, se mantiene cerrado al público y con la mayor parte de la plantilla en situación de ERTE. De aquí en adelante, según indica su director, Manuel Vilar, los trabajadores se irán incorporando progresivamente para abrir las puertas del museo, previsiblemente, el 2 de julio. También esperan por la apertura los Museos Científicos Coruñeses (La Casa de las Ciencias, la Domus y el Aquarium Finisterrae), que tienen permitido el regreso a partir de la fase 2 (que, en principio, comenzará el 25 de mayo). En este caso, el reto es, si cabe, aún mayor, ya que la interacción con los elementos son un eje vertebrador de esta experiencia; tanto que la Casa de las Ciencias incluso llevaba por bandera el lema «Prohibido no tocar». Marcos Pérez, el gerente de los tres museos, apuesta por «aprender a tocar de otro modo y a convivir con la Covid en un museo».
Readaptarse a la nueva realidad será complicado. En el Marco (Museo de Arte Conteporáneo) de Vigo trabajan con la «máxima cautela» para volver a acoger gente a partir del 2 de junio. «El desafío está en conseguir vencer el recelo del público», habla Miguel Fernández-Cid como director. «Los museos habían dado con el perfil de grandes exposiciones, pero lo inmediato son inviables. Hace falta optar por microactividades que vayan atrayendo públicos diferentes, y en algunas ocasiones, muy concretos», añade.
LAS ALTERNATIVAS
El futuro pasa, por tanto, por multiplicar pequeños actos a lo largo del tiempo. Los museos tienen que «seguir teniendo sentido»: «La digitalización – el plano virtual – no puede sustituir la realidad en directo; es la no distancia la que permite el conocimiento«, relata el director del CGAC. En este sentido concuerdan todos los directores, aunque también son conscientes – quizás más a partir de esta crisis – de la necesidad de reforzar la presencia de los museos en las redes sociales, un eje fundamental en ese camino por acercar los espacios de cultura a la calle.
Marcado por la incertidumbre y la inestabilidad, y esperando por la «normalidad normal», el Museo do Pobo Galego augura que sus actividades tendrán que «reducirse y replantearse». «Las cosas van a cambiar y los cambios no siempre son positivos. Tenemos mucho público escolar que ya no podrá venir, necesitamos repensar las relaciones«, indica Vilar.
En el caso de los Museos Científicos Coruñeses, Pérez espera un «reencuentro con el público local» que siempre «fue muy importante» para estos espacios. «Expectantes» por la llegada de la fase 2, trabajan ya en un sistema de reserva de citas para evitar que se formen colas y aglomeraciones. Además, si bien las herramientas digitales mantuvieron el contacto de la ciudadanía con los museos durante estos meses, el director hace ahora un llamamiento a las visitas presenciales, «con los cinco sentidos». «Cumplimos un papel fondamente social, esa interacción con los otros es de una riqueza irreproducible en medios virtuales».
MENOS PRESUPUESTO
La situación económica afecta de manera muy intensa al sector de la cultura, que siempre manifiesta ser de los grandes olvidados durante las crisis. Concretamente los museos saben que los presupuestos «se reducirán» en el futuro próximo, dice el CGAC. El Museo do Pobo Galego, que depende directamente de las visitas y de sus socios, encara el futuro con «miedo» y «inestabilidad». «Tenemos que hacer que el público sepa que el museo sigue aquí. Esperamos que la respuesta sea positiva, que nos visiten, que hablen de nosotros…», desea su director.
Como siempre pero también más que nunca, hace falta «luchar porque la cultura sea considerada un bien esencial», defiende Santiago Olmo, que considera que nos últimos años cayó en un «descrédito» y en una «politización absurda e inaceptable». «La clase política y empresarial no tiene una reponsabilidade y un compromiso con la cultura como en otros países», añade. Siendo la «María» de ese conocido binomio Cultura y Deporte, Cultura y Turismo o Cultura y Educación, «no está suficientemente atendida» y se mantiene «ausente» en los debates políticos.
Según el director del CGAC, sólo cuando la cultura sea «cuestión de estado», la sociedad conseguirá su «modelo de excelencia». Y sólo en ese modelo, los museos podrán cumplir plenamente con las funciones que le son otorgadas: la social, la educativa y la de comprender la realidad desde puntos de vista críticos y enriquecedores para «crear una ciudadanía exigente y consciente». «Los museos tienen que ser espacios de reflexión y cohesión, y no sólo lugares de mero disfrute«, refuerza la idea el director del Marco de Vigo, que también asegura que durante este tiempo fueron «tomando apuntes» para asumir nuevos retos que se unen a los que ya tenían: «Tenemos que sacar el arte fuera, a la calle, y tenemos que hacer que el museo se integre en el entorno».
REAPERTURA POLÉMICA DE LOS MUSEOS DE LA XUNTA
Más allá de la actividad y desafíos futuros, la reapertura de los museos, archivos y bibliotecas de la Xunta de Galicia – que se produjo este lunes, 18 de mayo – se vio envuelta en críticas debido a la «falta de garantías sanitarias» para que la incorporación del personal se realizara con seguridad, censuran los sindicatos gallegos – CIG, CC OO, CSIF y UGT -, que interpusieron una denuncia ante Inspección de Trabajo para solicitar la «paralización» de la actividad y mandar el personal de vuelta para la casa.
Emilio Doforno, coordinador del sector de la Administración autonómica de CCOO, informa de que la Xunta dio indicaciones para que todo el personal estuviera este lunes en su puesto de trabajo, sin la reincorporación escalonada acordada ni medidas de seguridad y protocolos previstos. «Pediremos responsabilidades porque se está poniendo en riesgo al personal y porque incumplieron incluso sus propios protocolos, por lo que hasta podría haber alguna cuestión de ‘prevaricación pasiva'», sentencia.