Investigadores de la Universidade de Vigo (UVigo) han desaconsejado la utilización de aplicaciones digitales de seguimiento de contactos para combatir la propagación del coronavirus ante la falta de fiabilidad de los datos proporcionados y el hecho de que no ofrezcan una garantía total de privacidad a los usuarios.
Mediante un estudio, profesionales del centro Atlanttic de la universidad han concluido que los dos modelos de protocolos para implementar estas aplicaciones, el centralizado y el descentralizado, no permiten alcanzar ciertos requerimientos de privacidad dado que tecnologías como la Bluetooth Low Energy (BLE) no fueron desarrolladas para ese fin.
Según ha indicado la universidad, el catedrático que encabeza la investigación, Fernando Pérez, ha cuestionado la validez de los datos obtenidos mediante BLE. Así, ha detallado que la estimación de la distancia a la que se encuentran dos personas «es muy imprecisa y se hace en base a la potencia recibida» y ha apuntado que esta depende de distintos factores, como la orientación relativa de los teléfonos móviles y la presencia de obstáculos que pueden afectar a la propagación.
En este sentido, el investigador ha apuntado que dos personas con sus móviles en sus bolsillos delanteros sentadas de espaldas a un metro de distancia «recibirían la misma potencia que sentadas de frente a 10 metros de distancia», sin embargo, en el segundo caso no se consideraría que mantienen una conducta de riesgo. A ese respecto, el catedrático ha indicado que los cuerpos humanos producen atenuación sobre las señales transmisibles.
Del mismo modo, ha remarcado que se debe contar con un grado de adopción mayor al 80% para que el rastreo sea efectivo. Así, Fernando Pérez ha señalado la dificultad que conlleva que este porcentaje de personas tengan la aplicación descargada, instalada y activada y el Bluetooth conectado permanentemente. «En Singapur, un país tecnológicamente muy avanzado, el grado de adopción ha llegado al 20%», ha apuntado.
FIABILIDAD
En esta línea, el investigador de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación ha incidido en que se carece de «tecnologías de base suficientemente fiables, robustas y extendidas» para alcanzar la tasas deseables de detección de contactos. Ante esta situación, ha advertido de que su utilización sin tener en cuenta sus limitaciones puede llevar a una «falsa sensación de seguridad».
También ha concluido que, si se fija la privacidad como el principal criterio de diseño de las aplicaciones de rastreo digital, la comunicación entre terminales debe ser anónima, lo que permitiría «hacer ‘trampas'» y dudar de la veracidad de la información obtenida.
Asimismo, ha señalado que países como Bélgica y los Países Bajos han confirmado que no utilizarán estas tecnologías, mientras otros como Suiza pondrán en marcha el modelo descentralizado. Fernando Pérez ha recordado también que Alemania, Francia, Italia y Reino Unido han comenzado a reformular su apuesta por un modelo centralizado y ha criticado que las instituciones españolas «no promoviesen el más mínimo debate sobre esta cuestión».
Sobre ese punto, ha asegurado que desde España se aportaría «una perspectiva diferente» dado que la privacidad no se valora del mismo modo en todos los países y ha asegurado que esa percepción alternativa «podría ayudar a concebir soluciones aceptables para la ciudadanía».