Los grandes titulares, a veces sensacionalistas, sobre posibles vacunas para el coronavirus SARS-Cov-2, la lucha propagandística entre gobiernos por presentarse como los primeros países en obtener la vacuna y los enormes intereses económicos de laboratorios parecen estar desviando la atención sobre lo que científicos españoles consideran ahora la prioridad: la búsqueda de fármacos para el tratamiento de pacientes con Covid-19.
Los anuncios de posibles vacunas candidatas, que incluso se ha dicho que podrían llegar este mismo año, están generando una falsa esperanza a corto plazo en la población. La realidad es que, como mínimo, y siendo muy optimistas, la vacuna no estaría disponible hasta dentro de un año, según los expertos. Es por esto que algunos científicos están pidiendo centrar más esfuerzos en el desarrollo de fármacos que permitan –mientras no llega la vacuna– reducir el impacto del SARS-CoV-2 en nuestro organismo.
«La obtención de una vacuna frente al SARS-Cov-2 requiere un período de tiempo no inferior a un año. Por ese motivo es necesario y urgente la búsqueda de fármacos para el tratamiento de los pacientes»
Así lo reclama el Grupo de Análisis Científico de Coronavirus del Instituto de Salud Carlos III, en un informe titulado ‘Necesidad de encontrar fármacos frente a la enfermedad Covid-19’. En él, dicen: “La obtención de una vacuna frente al nuevo coronavirus SARS-Cov-2 responsable de la pandemia Covid-19 requiere un período de tiempo no inferior a un año. Por ese motivo es necesario y urgente la búsqueda de fármacos para el tratamiento de los pacientes hasta que una vacuna eficaz y universal esté disponible”.
Con todo, no debemos pensar que la obtención de un nuevo fármaco es cosa de un día. Su desarrollo “es también un proceso largo y costoso”, advierten los autores del informe, Mayte Coiras y José Alcamí.
¿Qué se está haciendo para la obtención de medicamentos para tratar la Covid-19? “Sin cura conocida aún para la enfermedad y sin un tratamiento específico que haya demostrado eficacia, hay diversas estrategias terapéuticas sobre la mesa y numerosos ensayos clínicos para explorar posibles soluciones”, exponen estos expertos.
Estos trabajos, explican, están teniendo en cuenta que el desarrollo de la enfermedad se puede dividir en tres fases: una primera en la que el virus infecta la boca, la faringe y las fosas nasales; una segunda en la que ataca los pulmones, y una tercera en la que la afectación pulmonar es tan grave que el paciente necesita soporte respiratorio.
Las dos primeras fases, detallan, “se están tratando con diferentes fármacos antivirales que tratan de frenar la expansión del virus, mientras que en la tercera se trata de combatir con otro tipo de fármacos ante una respuesta ‘exagerada’ del sistema inmunitario del paciente, caracterizada por un proceso que se conoce como ‘tormenta de citoquinas’”.
Así, los científicos están trabajando con objetivos terapéuticos a corto y medio-largo plazo. Entre las estrategias a corto plazo se encuentra lo que llaman reposicionamento, es decir, el uso en pacientes con Covid-19 de fármacos que ya están aprobados para tratar otras enfermedades.
Mayte Coiras y José Alcamí apuntan a otra de las estrategias, que consiste en investigar en ensayos clínicos moléculas que ya están siendo estudiadas, pero que aún no han sido aprobadas al no estar finalizada su fase de investigación.
Ya más a largo plazo, indican que se está intentando desarrollar nuevos fármacos, “algo para lo cual es necesario conocer mejor la biología del virus y las dianas celulares contra las que dirigir los medicamentos”.
«No es posible a día de hoy afirmar que se disponga de un tratamiento específico para la Covid-19 que sea eficaz al 100%. Pero es importante destacar que hay varios ensayos clínicos en marcha»
FÁRMACOS CON LOS QUE SE TRABAJA
Ante la urgencia en la que estamos, los enfermos están siendo tratados con fármacos que, si bien “no confirmaron su eficacia” aún, “sí se consideran seguros”. Estos son: lopinavir y ritonavir, utilizados contra el VIH/sida; cloriquina y hidroxicloroquina, utilizados contra la malaria y algunas enfermedades autoinmunes como el lupus; interferones beta 1b y alfa 2b, que modulan la respuesta del sistema inmunitario y que se utilizan para tratar patologías como la esclerosis o la hepatitis; anticuerpos monoclonales como tozilizumab y sarilumab, empleados para tratar la artritis reumatoide; inhibidor de la ARN polimerasa remdesivir, utilizado contra el ébola.
Su aplicación en pacientes está siendo individual o con diferentes combinaciones de cada una de estas soluciones, al tiempo que “se están estudiando en ensayos clínicos para conocer mejor su posible eficacia contra el SARS-CoV-2”, explican los expertos.
Entre las posibles soluciones terapéuticas que aún no se emplean en pacientes y que se están analizando en ensayos clínicos destacan “los anticuerpos monoclonales eculizumab, camrelizumab y leronlimab; el inhibidor de la proteasa danoprevir, y el antiviral favipiravir, entre otros”.
“La comunidad científica trata de lograr con todas estas vías la suficiente evidencia para incluir las opciones más eficaces en guías y protocolos que establezcan los mejores tratamientos contra la Covid-19”, aportan Coiras y Alcamí.
Con todo, advierten, “no es posible a día de hoy afirmar que se disponga de un tratamiento específico para la Covid-19 que sea eficaz al 100%. Pero es importante destacar que hay varios ensayos clínicos en marcha cuyos resultados serán publicados en breve. […] Por último, es importante tener en cuenta que estos tratamientos no están exentos de efectos adversos a nivel renal, hepático o cardiovascular”.