La sensación es que los días y las horas son eternos desde la instauración del estado de alarma. Más aún si las rutinas habituales de las personas se interrumpieron abruptamente con la declaración de estado de alarma. Y sobre todo, cuando niños y adolescentes ya no pueden salir a la calle, ir al colegio o socializar en persona. Por el contrario, pasarán todo el tiempo con sus padres o tutores quien, hasta hace unos días, estaban pendientes de recogerlos, llevarlos a actividades extraescolares, que estudiaran y todo lo habitual del día a día, solo eso. Sin embargo, ahora están juntos 24 horas diarias de lunes a domingo, una situación propicia para que salten tensiones mucho tiempo escondidas, que aparezcan diferencias o mismo que situaciones de violencia machista también acaben afectando a los más nuevos de la casa. Por eso es necesario saber afrontar escenarios que se están abriendo durante estos días dentro de las familias.
AISLAMIENTO Y REDES SOCIALES
El aislamiento puede marcar profundamente el desarrollo de adolescentes y niños. Durante estos días de cierre dentro de sus hogares, los jóvenes y chicas entre doce y dieciocho años pueden pasar horas con las redes sociales intentando buscar el contacto con sus conocidos. La adolescencia a día de hoy puede parecer más interconectada que nunca y no obstante, esa interconexión los está llevando a una situación de “zona de confort” de donde no quieren o no les gustaría salir.
Ricardo Fandiño, de ASEIA (Asociación para la Salud Emocional en la Infancia y en la Adolescencia), destaca que lo principal ahora mismo sobre este sector de la población es necesario evitar el aislamiento. Dentro de esta situación de cierre, el acceso al mundo digital resultaría contraproducente en cuanto frenar ese aislamiento entre los rapaces y chicas.
ASEIA tiene abierta desde su web una iniciativa de apoyo tanto a padres como hijos adolescentes para poder afrontar situaciones que no habían vivido hasta ahora. “Estos jóvenes pueden comenzar a desconectarse del mundo pensando que no sucede nada, pero sí que ocurren cosas de las que deben tener conocimiento” dice Ricardo Fandiño.
La desconexión con el mundo estaría propiciada precisamente por mantener el contacto con los y con las amigas o gente de su círculo. Centrarse solo en mantener el contacto por las redes sociales acabaría por romper la comunicación con la familia y si se prolonga ese confinamiento, la relajación de costumbres puede llevar a una reentrada difícil en la vida diaria cuando la situación vuelva a la normalidad.
INSEGURIDAD Y FRACASO ESCOLAR
“No todas las familias tienen un funcionamiento armónico y con un buen clima de comunicación” señala Ricardo Fandiño. Algunos adolescentes pueden estar viviendo conflictos familiares muy intensos. Por eso de entrada, hay que hacer lo posible por manejar estos ambientes conflictivos. “Desde luego estos períodos de exposición tan intensa al conflicto no son situaciones para resolver nada que antes no se había podido resolver”. Para Fandiño los momentos como los actuales sirven para evitar precisamente para que no aparezcan nuevas situaciones conflictivas.
Entre las diferentes situaciones que se pueden vivir ahora mismo dentro de los hogares, está el momento social y económico que pueden estar viviendo las familias. “Hay familias enteras que están preoucupadas por su futuro, tienen problemas económicos y eso también les repercute a los chicos y chicas”. La inseguridad laboral de estos días, a pesar de las líneas de ayuda para empresas, autónomos y las paradas retribuidas no permiten vislumbrar una cierta seguridad dentro de los hogares.
Un factor más para tener en cuenta es la parada de los centros educativos. En estos momentos no son pocos los estudiantes que están preocupados por su carrera académica. “El sistema tiene que darse cuenta de que vivimos un período académico excepcional, porque no se puede acceder a conocimientos académicos” deja claro Fandiño. Esto porque los centros académicos están cerrados, pero ahora la mayoría puede pensar en la facilidad para acceder a la Internet.
El acceso a Internet no siempre es posible, porque hay muchos hogares donde solo se dispone de un ordenador y esa es la herramienta del padre o de la madre para teletrabajar. Tampoco todas las familias tienen wifi, o a lo mejor, solo tienen una tarifa de datos, a veces muy escasa. Por tanto, no todos los hogares están en situación de igualdad para afrontar un paréntesis como esta. “Este período había debido servir para no perder hábitos de estudio y no tendrían por que condicionar los resultados académicos”.
Y aun así, el fracaso escolar está muy presente y dependerá de donde estén las exigencias académicas del sistema escolar. Se sigue donde estaba hasta el momento de la declaración de emergencia, los resultados pueden ser pobres, por eso es necesario recordar que “esto es un período transitorio, no se debe olvidar, hay que motivar a los chicos y chicas a seguir estudiando”.
MUROS GENERACIONALES Y ACCESO
La omnipresencia de Internet hace que el consumo subida de manera exagerada estos días. Eso incluye también la gente nueva que ahora mismo está en casa. Así, sin supervisión por parte de los país, pueden acceder a todo tipo de contenidos. “El consejo de cara los adultos es que haya un tiempo de pantalla con los hijos, que sea un tiempo compartido” recomienda Ricardo Fandiño.
Es normal que el acceso a Internet dentro de una misma casa se haga desde un dispositivo diferente por parte de cada membrou. Por eso sería bueno que los padres se interesaran por los contenidos que ven sus hijos adolescentes. El objetivo es poder crear una visión crítica sobre lo que ven. ¿Pero esto no sería romper la intimidad de esos chicos y chicas?
“A veces tendríamos que interesarnos por los contenidos que consultan, al mejor no nos gustan, mas también es interesarnos por su mundo” señala Fandiño, que también recuerda “si ese joven o joven está chateando es normal que le pida al padre o a la madre que los dejen tranquilos”. El esencial sería saber como compartir el mundo de los adolescentes y establecer vínculos con ellos.
La actual situación de confinamiento se está dando también en países donde no se concebía una acción como esta. Son lugares donde las posibilidades económicas, los grandes desplazamientos y el consumo marcan nuestro día a día. “Quizás esto pueda ayudar a reprensar nuestra manera de vivir. Vivir con menos y de otra forma también es posible”.