El confinamiento dictado a la población para combatir la expansión del COVID-19 evidencia la existencia de la ‘brecha tecnológica’ que existe entre el entorno urbano y el rural de Galicia, que se ve «penalizado» al tener peores conexiones.
Así lo defiende el Colegio Oficial de Telecomunicaciones (Coettga) en un comunicado en el que afirma que esta situación, que se pone de manifesto con el aumento de la demanda de medios telemáticos y de telecomunicaciones fruto del confinamiento de la población, lleva siendo denunciada «durante años» por vecinos e instituciones del rural gallego.
«A pesar de que ha habido un gran avance en muchas zonas, todavía quedan muchos puntos oscuros en el rural gallego», ha señalado el decano del colegio, José M. Martínez, que recuerda que los sistemas de telecomunicaciones permiten que el país siga adelante.
En este sentido, el colegio destaca la posiblidad de llevar a cabo teletrabajo en determinadas empresas, lo que evita la «paralización por completo» del Estado y la consecuente destrucción de empleo. También en el ámbito educativo con la formación a distancia, las redes han demostrado su carácter «fundamental», inciden los ingenieros en telecomunicaciones.
«Mi empresa, gracias a que permite el teletrabajo en gran medida a casi todo el mundo, desde hace más de una semana ha podido evitar contagios en su plantilla, ya que promueve el trabajo desde casa a cerca del 80% de los trabajadores. Gracias a tener una buena planificación, estamos trabajando con normalidad, incluso más que en semanas pasadas», ha relatado el ingeniero David Saavedra, que trabaja para una empresa de software desde su casa en el rural gallego.
Sin embargo, el Colegio de Ingenieros en Telecomunicaciones advierte de que existe «una cara b» pues, según datos del Ministerio de Economía, más de 3,2 millones de habitantes tienen una conexión a Internet deficiente con una velocidad menor a 10MB.
En días de reclusión en sus casas en los que, como apuntan, mantener contacto social con familiares y allegados «se hace más importante», denuncian que existen «familias, hogares y pueblos» que carecen de una conexión a Internet que permita, no ya trabajar a distancia, si no comunicarse, bien por cuestiones logísticas o por incapacidad económica.
«La principal brecha rural que hay ahora es la legislación. Porque va muy por detrás de la tecnología. Hace 50 años, la electricidad llegó a la última casa costase lo que costase, porque así se legisló; pero ahora, eso no se está haciendo», ha afirmado el alcalde de San Xoán de Río (Ourense) y vocal del Coettga, Xosé M. Blécua.
En este sentido, ha señalado que «lo único» a lo que «se obliga» por ley hoy en día es a contar con telefonía fija por cable y velocidad de 1MB por segundo, algo que el regidor ourensano considera insufienciente: «Todos sabemos que la telefonía fija está desapareciendo. Y también sabemos que una suficiente decente son de 30MB».
En defintiva, Blécua cree que, como en otras cuestiones, el rural va por detrás de los avances que se producen en el ámbito urbano y considera que el camino es blindar por ley que se equiparen los servicios. «El 5G en el rural no lo vamos a ver mientras no se legisle, porque no sale rentable. En nuestro ayuntamiento tenemos 59 núcleos de población, de los que sólo uno supera los 30MB», ha apostillado.

