La pobreza infantil no significa solo que niños y niñas menores de dieciséis años no tengan acceso a diferentes recursos que sí están a disposición de los demás. La falta de recursos en los primeros años de vida tiene consecuencias a medio y largo plazo para la persona que la sufre. En relación con el desarrollo físico, el niño o niña experimenta retrasos en el crecimiento respecto a sus iguales que no viven en la misma situación. Otro tanto pasa cuando hablamos de desarrollo intelectual, pues para la mayoría de los casos es difícil acceder a los estudios medios no obligatorios y menos los superiores. En Galicia, las encuestas oficiales señalan un descenso en el número de niños y niñas afectadas por la pobreza y el riesgo de exclusión social.
DESCENSO LEVE
El niño o niña pobre en Galicia es mayoritariamente urbano, sin que haya distinción por nacionalidad. La inmigración es escasa en Galicia, de ahí que el perfil de los menores inmigrantes sea insertado de manera global dentro del perfil gallego. Estos niños y niñas viven en lugares o barrios donde parten de una situación previa de pobreza, de escasa escolarización y con padres con bajos ingresos que ya estaban en la misma situación cuando nacieron los hijos.
Desde la Consellería de Política Social señalan que en diciembre de 2019 el IGE publicó los últimos datos conocidos, referidos a 2018. “En estos se refleja una bajada del riesgo de pobreza y exclusión social en Galicia (AROPE), que se sitúa, en términos globales, en el 18,95 %, el valor más bajo desde que se comenzó a registrar este indicador, en el año 2011”. Las tasas, según los datos de Política Social apuntan que la tasa de “pobreza económica infantil es de un 3,4% en los menores de 16 años y en un 2,05% para la gente nueva entre 16 y 24 años”.
No obstante, según la ONG EAPN-Galicia, estamos delante de un proceso muy lento porque los números siguen siendo elevados. La consecuencia que se puede deducir de esto será que en un futuro seguirá habiendo unas cifras altas de pobreza infantil. ES lo que se denomina “herencia de la pobreza”, un fenómeno o factor que impedirá su eliminación en 20 o 30 años, cuando los niños y niñas de hoy sean adultos.
LOS NÚMEROS
Las estadísticas aparecidas en el informe Lana infancia en Galicia 2018, documento elaborado por un equipo de UNICEF, valoraba los siguientes porcentajes de pobreza que afectaban la menores y gente joven.
-Hogares con niños y jóvenes cargo” (21,4%)
-Hogares sin niños y jóvenes a cargo” (19,2%),
-Cuando se trata de uno “adulto con niños y jóvenes a cargo”, dicha tasa alcanza al 49,6%; es decir, más del doble del promedio en el conjunto gallego (20,3%).
Política Social, por su parte, responde con los siguientes datos referidos al año 2018, aparecidos en el IGE:
-Hogares con niños y jóvenes a cargo: 20,1%.
-Hogares sin niños y jóvenes a cargo: 17,9%
-Un adulto con niños y jóvenes a cargo: 48,4%.
Según los datos referidos, se refleja una bajada del riesgo de pobreza y exclusión social en Galicia (AROPE), que se sitúa, en términos globales, en el 18,95 %, el valor más bajo desde que se comenzó a registrar este indicador en 2011. Con todo, el último porcentaje de los datos emitidos por el departamento dirigido por Fabiola García, siguen superando casi el doble a promedio señalado por Política Social, 18,95%.
Los porcentajes de “un adulto con niños o gente joven a su cargo”, corresponderían a las familias monoparentales o monomarentais. El 80% de estas familias tienen una mujer al frente, una tasa muy elevada. La mayoría de los procesos de divorcio, separación etc., acaban otorgando a la madre la custodia de los niños. “Los hombres, mayoritariamente, se desentienden de los hijos”.
LA CRISIS Y SUS EFECTOS
La crisis económica que comenzó en 2008 cambió el panorama de la pobreza en todo el Estado. El número de familias, por tanto niños y niñas, afectadas por la falta de recursos aumentó. La cuestión era que en España y en Galicia, la pobreza es una cuestión estructural. En España los índices nunca han bajado del 20%.
La doce años vista del comienzo de la recesión, desde EAPN afirman que Galicia es una de las cinco comunidades donde bajó el índice de pobreza a cifras anteriores a la crisis de 2008. “Sería injusto decir que no se mejoró, mas también hay muchas familias que no sintieron la recuperación económica” dicen desde la organización. Las tasas de menores afectados ahora mismo, según el IGE, está en el 20,33%, “cuando en el momento más elevado de la crisis, 2014, estábamos en el 25%, hubo una bajada que no se ha dejado sentir de manera muy notable”.
La recuperación económica que apuntan algunos agentes sociales, trajo una serie de consecuencias que también frenan el desarrollo laboral y social de las familias. Por ejemplo, la baja calidad de los empleos junto a los malos salarios o la temporalidad. Todos estos factores refuerzan la insuficiencia de las medidas adoptadas a nivel estatal para beneficio de las familias. Junto al empleo digno y los salarios dignos, habría que implementar unas políticas que aseguren una mínima estabilidad para los niños y niñas. Las sugerencias de colectivos que luchan contra la pobreza van desde apoyar la educación, RISGAs que apoyen la estabilidad de los niños y niñas con prestación por hijo o hija.
Lo curioso es que los datos económicos no tienen toda la confianza que habían debido despertar. “Si hubiera otra crisis como la de 2008, el hecho hasta ahora acabaría por romper todo ese trabajo” dicen de EAPN. Junto a esto, tener hijos es un factor de empobrecimiento. Los datos de pobreza varían mucho cuando hay hijos, y dentro de las familias monoparentales la pobreza aumenta al 50%. De ahí que se esté esperando el plan de choque contra la pobreza de familias monoparentales de la Xunta. Con todo, el gran miedo es la burocratización de las ayudas, con las diferentes administraciones dividiendo y subdividindo los destinos a dónde tienen que asistir las familias.
