El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC) evalúa el potencial de una técnica isotópica para determinar la intensidad de un incendio forestal en el suelo a través del establecimiento del impacto causado sobre la composición isotópica de la materia orgánica.
De ello ha informado el CSIC en un comunicado, en el que explica que los primeros resultados, que se están dando a conocer a través de su publicación en revistas científicas, apuntan a que se podría estar ante una «técnica viable» para evaluar la intensidad de un fuego forestal a través de los campos producidos en la composición del suelo.
Las científicas del CISC Irene Fernández y Ana Cabaneiro consideran que las consecuencias medioambientales de los incendios justifican la necesidad de apostar por investigaciones en las que se estudie su impacto sobre las propiedades del suelo, especialmente en la calidad de su materia orgánica, debido a su vulnerabilidad e importancia en la estructura y fertilidad del suelo, recurso no renovable.
Según han indicado, no es fácil determinar a posteriori la temperatura alcanzada por el suelo durante los incendios para poder relacionarla con los correspondientes efectos sobre el mismo.
Ante ello, el grupo diseñó una investigación exploratoria con el fin de obtener un método objetivo y fiable de determinación de la intensidad del incendio en el suelo, aprovechando la sensibilidad de las técnicas isotópicas, mediante la caracterización de la distribución de los isótopos estables del carbono dentro de la materia orgánica edáfica.
Estas técnicas, según ha señalado el CSIC, permiten comparar con gran precisión la relación entre el Carbono 13 y el Carbono 12 a niveles de abundancia natural y evaluar los cambios inducidos por el aumento de la temperatura en la proporción del Carbono 13 para utilizarlos como indicadores de la intensidad del fuego.
PRUEBAS
Para llevar a cabo el estudio, en primer lugar, se seleccionaron suelos graníticos de ecosistemas correspondientes a bosques de pinos en las provincias de Ourense y Pontevedra. En el laboratorio se llevó a cabo el calentamiento del suelo bajo condiciones controladas con un amplio intervalo de temperaturas comprendidas entre 150 y 490 grados.
Finalmente, se seleccionó para los estudios isotópicos las muestras sometidas a temperaturas de 2020 y 350 grados como las más equiparables a incendios forestales de morada y alta intensidad.
«Tal y como era de esperar, al realizar la caracterización de los suelos calentados a diferentes temperaturas se observaron cambios en distintos parámetros edáficos asimilables a los resultados encontrados previamente por nuestro grupo al estudiar incendios forestales no controlados», indica el CSIC.
Estos, conforme han apuntado, permitieron vincular los efectos de las distintas temperaturas aplicadas en el laboratorio con los producidos por incendios naturales catalogados como moderados o intensos en su momento.