Santiago Abascal tomará las riendas de la campaña electoral para las citas con las urnas de Galicia y País Vasco el 5 de abril. Vox intentará entrar por primera vez en ambos parlamentos autonómicos ofreciendo a los votantes su marca de partido por encima de las personas que integren las listas.
Consciente de la dificultad de ambas plazas electorales, el propio Abascal ha decidido volcarse en estas elecciones autonómicas y pasará la campaña a caballo entre las dos comunidades, liderando directamente la oferta de su partido.
Vox cuenta con una organización interna muy centralizada y sin baronías regionales. Esto hace que no tenga líderes autonómicos conocidos y que puedan aportar un importante ‘tirón electoral’ que sume votantes.
Con ello, será el propio Abascal –acompañado por líderes nacionales como Javier Ortega-Smith o Iván Espinosa de los Monteros– el que ponga cara a la campaña. El objetivo es pedir a los ciudadanos que apoyen el proyecto de Vox, sus siglas, por encima de las personas.
De hecho, el partido no tiene previsto nombrar candidatos a la Xunta o la Lehendakaritza, sino que quiere que sea el nombre de Vox el que se enfrente al PP, el PSOE o el PNV aprovechando los buenos resultados cosechados en el resto de España en las últimas citas electorales.
El partido de Abascal es consciente de la dificultad de que su discurso cale en las comunidades con un mayor componente nacionalista, como son Galicia y País Vasco. Sin embargo, y precisamente por ello, cree que en ellas es más necesario aún dar la batalla por conseguir representación.
En las generales del 10 de noviembre, Vox no consiguió ningún diputado en el Congreso por las provincias gallegas ni vascas, donde obtuvo un porcentaje del 7,8 por ciento y del 2,43 por ciento, respectivamente, frente al 15,09 por ciento del total nacional que le permitió sumar 52 representantes en el Congreso.
OPCIONES EN CADA COMUNIDAD
En Galicia, el partido espera superar este porcentaje y conseguir una representación que le permita ser decisivo para la formación de Gobierno. Sin embargo, la relación con el PP de Alberto Núñez Feijóo es ya tensa y no vaticina que en ese caso las negociaciones fueran fáciles.
De hecho, Feijóo ha descartado durante los últimos días cualquier acuerdo con Vox y ha rechazado dar categoría «a un partido que está en contra de Galicia». El propio Abascal ha respondido a estas críticas bautizando al presidente de la Xunta como «Jordi Feijóo» por «usar la vieja táctica» del nacionalismo catalán de convertir las críticas a Jordi Pujol en críticas a Cataluña.
En el País Vasco las posibilidades de influencia son menores y por lo tanto el objetivo es conseguir escaño por primera vez en su historia. Álava, la menos nacionalista de las tres provincias vascas, es la circunscripción en la que Vox cree que tiene más posibilidades de conseguir representación.