El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha trasladado este martes su confianza en que las próximas elecciones autonómicas, adelantadas al 5 de abril, sirvan para poner fin al mandato de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta, porque su gobierno fue «lo peor que le sucedió a Vigo» en la historia democracia.
Así lo ha manifestado en una rueda de prensa en la que ha constatado que, tras el anuncio de elecciones del lehendakari vasco, el presidente gallego «tuvo que convocar elecciones en dos horas», y ello pese a que en las últimas semanas «decía que a él nadie le marcaba la agenda». «Parece que sí, que se la marca Euskadi», ha ironizado el regidor olívico.
Caballero ha expresado su confianza en que esta convocatoria electoral ponga fin al «período tan negativo» que ha supuesto el gobierno autonómico del PP para la ciudad de Vigo. «No hubo un período tan negativo en la historia de la democracia para Vigo, como el del gobierno de Feijóo. Lo peor que le sucedió a Vigo fue el tiempo de Feijóo», ha sentenciado.
«Su gobierno fue un ejercicio de negatividad en contra de Vigo», ha insistido el alcalde, quien ha puesto varios ejemplos, como «pretender que el estadio de Balaídos y las zonas comerciales se fueran a Mos», pretender «que Vigo pague el bus a los de fuera, con una ley antiVigo», su «intento de cerrar el aeropuerto» de Peinador, «parar» obras del Ayuntamiento, o «anular el Área Metropolitana».
«En nombre de Vigo, deseo que su mandato se acabe», ha proclamado Abel Caballero, quien ha insistido en que «no hubo nada tan negativo» para la ciudad como los diez años de gobierno de Feijóo. «Los presidentes de la Xunta, en general, no entendieron a esta ciudad. Pero, por lo menos, Fraga miraba para otro lado; Touriño estuvo poco tiempo, no le dio tiempo a actuar, pero Feijóo se empecinó en un modelo negativo en contra de Vigo», ha sentenciado.
Por todo ello, el regidor ha apuntado que, al margen de si se implica o no en la campaña electoral, hablará de todas esas acciones y omisiones del gobierno de Feijóo con respecto a la ciudad a la que, ha insistido, le debe 2.000 millones de euros en inversiones.

