La pornografía o porno, no es real, es una ilusión, una fantasía según los psicólogos y psiquiatras que estudian conductas adictivas entre adolescentes. Sin embargo, este dato no parece ser muy conocido por la mayoría de jóvenes, incluso menores de 14 años. Por eso se han encendido muchas alarmas en los últimos años ante el aumento del acceso a contenidos sexuales explícitos, sobre todo en Internet. Las consecuencias pueden ser, a medio y largo plazo, una fuerte adicción al consumo de este tipo de contenidos, desarrollar una sexualidad errada con falta de afectividad y compañerismo, unido a prácticas sexuales de riesgo. Los expertos también apuntan que este fenómeno está en la raíz de algunos problemas de convivencia social.
CONSUMO EXCESIVO
La apertura de Internet fue como abrir la caja de Pandora según para qué cuestiones. En cuanto a comunicación entre personas, conocimiento y trabajo, marcó un antes y un ahora muy diferenciados. En cuanto a la facilidad de acceso a contenidos considerados teniendo en cuenta qué edades, la red ha supuesto una enorme ventana abierta por donde entran millones de imágenes pornográficas cada día. La web Pornhub situaba a España como el decimo tercero país que consumía pornografía. “Casi 90.000 millones de vídeos en una web, 4.000 millones de horas en un año para consumir porno” dice la psicóloga Concha Rousia.
El dato más sorprendente según los estudios dirigidos por el profesor de la USC Antonio Rial, es que el acceso a webs porno se produce a edades más tempranas. Una de las explicaciones para Rial es el acceso a los móviles a partir de los nueve años, cosa que puede abrir la puerta a millones de webs porno. “En diez años el número de adolescentes, sobre todo varones de entre 14 y 15 años que entraron en webs porno se duplicó hasta estar entre lo 45% y el 50%, y si son varones de entre 16 y 17 años la cifra asciende al 60%” en Galicia.
Otro dato es que las mujeres también consumen hoy en día más pornografía, aunque no llegan a los niveles de los hombres. “A partir de 13 años estaría en el 3% y de entre los 16 y los 17 años entre un 20% y un 25%” señala Rial, quien ve en las imágenes hipersexualizadas subidas por adolescentes a las redes sociales una de las consencuencias del excesivo consumo de pornografía.
¿Se está viviendo una epidemia de pornografía entre adolescentes? Ricardo Fandiño, psicólogo y presidente de ASEIA (Asociación para la Salud Emocional en la Infancia y la Adolescencia) no lo ve así “soy cauto, entiendo que las noticias son preocupantes, con el 75% de los hombres de 14 años y el 35% de mujeres de la misma edad que consumen porno”. ¿Qué consencuencias hay de esto? “Si hay, pero decir que hay consencuencias gravísimias eso solo se verá con el tiempo dentro del mundo de la investigación”.
“El porno es una fantasía, no tiene afecto, no hay atracción entre personas” reafirma la psicóloga Belén Montesa. Detrás del excesivo consumo de estos contenidos está “que se ha universalizado el acceso vía Internet, es gratuito, se ha adelantado la edad de consumo de este tipo de páginas gracias a las redes sociales, al móvil y lo cierto es que hay cantidades masivas de pornografía”.
AFECTO
“Antes de iniciarse en la sexualidad normal, los adolescentes no deberían ver porno, aprenden a excitarse con práticas que pueden perturbar a las personas con las que se relacionan” dice Concha Rousía. Esa educación sexual antes de que comiencen a ver pornografía, debería trabajar el afecto entre las personas para que las prácticas sexuales no sean una reproducción de un comportamiento filmado. “Aprenden de manera inadecuada conductas inadecuadas dentro de lo que es la sexualidad. Necesitan eliminar las prácticas porno para tener una sexualidad satisfactoria. Educar el deseo”.
En una relación guiada por los estereótipos y clichés reproducidos en material pornográfico “es difícil mantener una relación de pareja que acaba siendo demandante de los cuerpos, de los tiempos, no es satisfactorio, es mecánico, choca con la ternura y el compañerismo necesarios en la sexualidad”.
Aprender sobre afecto y sexualidad es necesario para que en la adolescencia no se vea el sexo distorsionado por lo que se considera “una fantasía”. Aun así, los currículos escolares no recogen educación afectivo-sexual después de más de cuarenta años de democracia. Los sexólogos “llevan años trabajando para elavorar contenidos curriculares desde una perspectiva científica” declara Ricardo Fandiño, quién también señala“o introducimos formación seria y clarificadora sobre sexualidad o es posible que dejemos la sexualidad de los hijos en manos de un modelo equivocado”.
¿QUÉ HACER?
El sexo siempre da sido tema tabú entre padres y hijos. El hecho de que los hijos busquen respuestas en Internet, sea mediante el porno o no, demuestra que aun no se han superado algunas cuestiones en estas tres o cuatro últimas décadas. El comportamiento huidizo de los adolescentes y también el desentendemento de los padres para explicar temas como la sexualidad, componen un cóctel peligroso para posteriores comportamientos errados.
¿Cómo se puede saber si un joven sufre de adicción a la pornografía? La adicción es un consumo compulsivo, no se puede dejar fácilmente, “la adicción al porno es semejante a cualquier otra adicción” dice Ricardo Fandiño señalando que “hay adicción cuando hay consumo compulsivo que va apartando al adolescente de otros intereses que tenía antes”.
Belén Montesa, psicóloga, señala también que la persona adicta sufre “cambios en el comportamiento, a lo mejor tiene relaciones sexuales precoces o cuando habla deja ver que conoce muchas prácticas sexuales adultas, falta de sueño, borra el historial ordenador y otras áreas de su vida se deterioran”. A todo esto se le suma la elusión a las preguntas sobre si está viendo porno.
“Si solo consume porno, esto acaba siendo un eje de su vida, abocada a la frustración” dice Concha Rousía, quien señala que “algunos síntomas son el fracaso en lo qué hacemos, porque aumenta el tiempo de consumo de porno y acaba desorganizando el resto de su vida”.
¿Y cómo se puede afrontar el hecho de tener un hijo que comienza a consumir pornografía? Eliminando la vergüenza. “Hablar, preguntarle por que le interesa ver porno, a partir de ahí puedes trabajar varias cosas” dice Ricardo Fandiño. “Puedes hablar con él sobre el hecho de que está viendo una ficción, que son unos estereotipos que no dan cuenta de lo que es el sexo y el afecto reales”.
También está la educación sexual en la escuela, siendo una parte necesaria en el currículo educativo, según los especialistas. “Hay que paliar esto con programas de control parental para menores de 15 años, hablar con los adolescentes porque sin educación sexual no se pueden frenar estas tendencias actuales” dice Belén Montesa.