El abogado de las familias de los dos asesinados hace más de 25 años en el conocido como doble crimen del Cash Record, ocurrido en el polígono lucense de O Ceao, ha asegurado este miércoles que el auto de la Audiencia Provincial que ordena seguir con las diligencias al juzgado de primera instancia que lleva la investigación es como «una ventana abierta» al esclarecimiento de los hechos.

Así, Gerardo Pardo de Vera ha sostenido que esta decisión es «una ventana abierta dentro de un escenario bastante asfixiante para las familias de las víctimas», después de que el juzgado que lleva la instrucción «hubiera dado por finalizada la investigación y hubiera rechazado la práctica de diligencias».

Con ello, ha reconocido que las familias habían fiado «todas las posibilidades a este recurso de apelación presentado ante la Audiencia Provincial», y ha celebrado que el tribunal le haya dado la «razón» en «todas las diligencias» que había solicitado.

«Pese a las limitaciones derivadas del paso del tiempo como reconoce la resolución, habrá que practicar esas diligencias y ver que resultado arrojan. Ojalá tengan su fruto», ha incidido.

En cuanto a que el auto resuelva que se realizó una «investigación errática», Pardo de Vera ha señalado que «nunca hubo una voluntad decidida de tirar de los hilos hasta el final».

«Hay una serie de indagaciones que quedaron a medio camino y que nunca se supo ni siquiera porque no aparecen determinados documentos. Se trata de agotar, dentro de esas limitaciones, que son muchas después de tanto tiempo, pero tenemos que agotar esas vías para intentar decididamente esclarecer la verdad», ha zanjado.

NUEVAS DILIGENCIAS

En lo relativo a las diligencias que deberá de practicar el juzgado que lleva la instrucción, el número uno de primera instancia de Lugo, ha desgranado que se traducen en dos cosas, «una pista, que aparece un coche abandonado poco después del crimen y que según un testigo muy fiable coincidía con otro que infundía muchas sorpresas el día del crimen».

«Para colmo, había manchas de sangre en el vehículo, se hizo una inspección ocular y no sabemos que ocurrió con todo aquello, ni la Policía Local, ni el juzgado ordenaron esa diligencia, ni la Policía Nacional nos dan una razón del resultado de esa inspección», ha explicado.

Las otras diligencias tienen que ver con «declaraciones de testigos que aparecen desde el minuto uno vinculados con el único imputado en la causa hoy en día», y que se trata de un hostelero que tuvo un local en el centro de Lugo y que ahora reside en Burgos.

El suceso se producía el 30 de abril de 1994, cuando la hermana de la cajera abatida a tiros, Isabel López, se topó con los cadáveres de ambas víctimas, su hermana Elena y también del reponedor Estebán Carballedo, en una nave de comercio mayorista ubicada en O Ceao, donde había desparecido la recaudación de ese día, sobre cinco millones de las antiguas pesetas.