Abanca y su obra social, Afundación, cederán a la Xunta tres equipos de vigilancia mediante drones y su base de operaciones para complementar los recursos con los que cuenta el Gobierno gallego en la prevención de los incendios forestales en la provincia Ourense.
En concreto, los equipos de vigilancia aérea, cuyo prototipo fue presentado este martes, se instalarán en las comarcas de Valdeorras, Verín y Ribeira Sacra. Los equipos, de «sello gallego», fueron desarrollados por el Instituto Tecnolóxico de Galicia (ITG), y permiten recoger «información de alto valor» desde «zonas de difícil acceso» y «hostiles».
Así lo han destacado el director general Comercial de Abanca, Gabriel González Eiroa, acompañado del director general del Centro Tecnolóxico ITG, Carlos Calvo, y la conselleira de Medio Rural, María José Gómez, en el parador Santo Estevo, en el municipio ourensano de Nogueira de Ramuín, donde se llevó a cabo la simulación de vuelo de un prototipo.
Tras la ola de incendios que el pasado verano afectó a Galicia, concentrada en buena medida en la provincia de Ourense, González Eiroa ha explicado que el respaldo de la entidad financiera Abanca se fundamenta en «tres líneas de actuación».
Así, se ha referido al «apoyo financiero», a través de una línea de financiación de 150 millones de euros para «cubrir daños» y paliar el «impacto económico en empresas y familias»; la «recuperación medioambiental», con «más de 300 voluntarios» para colaborar en la «protección de suelos y acuíferos»; y la «prevención de incendios», con la «compra y cesión» de los equipos presentados este martes, que buscan paliar la «fuerza y violencia de estas tragedias».
FUNCIONAMIENTO DE LOS EQUIPOS DE VIGILANCIA
Según ha explicado el director de Producto de la división de Drónica de ITG, Marco González, los equipos de vigilancia están formados de un dron y un hangar robotizado que actúan «de manera totalmente autónoma y remota», lo que implica una «intervención humana mínima», para trasladar «información de alto valor» desde «zonas de difícil acceso» y «hostiles».
En concreto, cada dron despega desde su hangar para ejecutar la operación programada, transmitir la información recogida a un centro de control o mando, regresar y recargar su batería, necesitando «menos de una hora de espera» para volver a despegar y ejecutar «la misma misión o una nueva».
Asimismo, González ha explicado durante la simulación de vuelo que los hangares robotizados están formados de «aluminio inoxidable» que los «prepara para la intemperie» y «aísla térmicamente». Los drones, de 5,8 kilos, coordinan «aviación tripulada y cotripulada», alcanzando una velocidad de 18 metros por segundo y una autonomía de vuelo de 40 minutos, e incorporan «tecnología bluetooth», de tal forma que «no es necesario que alguien se aproxime a encenderlo».
A renglón seguido, Marco González ha incidido en su «efecto disuasorio» a través de equipos que pueden estar vigilando a «40 o 50 metros de altura» a posibles pirómanos.
COMPLEMENTO A RECURSOS AUTONÓMICOS
En esta línea, la conselleira de Medio Rural ha recalcado que estos equipos de vigilancia «se suman a las 181 cámaras» que «vigilan el territorio gallego» desde San Lázaro, para cubrir las «zonas de más difícil acceso» a las que «no se puede llegar».
También Gómez ha celebrado su labor ante «alguien que tiene esa tentación de prender fuego», para que «se sienta vigilado desde el aire». Asimismo, ha destacado el compromiso de Abanca para «colaborar con proyectos que surgen en el rural» y que «permiten que siga vivo, productivo y con futuro».

