Un total de 18 zonas de la provincia de Ourense y 11 de la de Lugo que presentan una densidad de población igual o inferir a diez habitantes por kilómetro cuadrado y que disponen de una única oficina de farmacia verán flexibilizadas las condiciones que tienen que cumplir, al formar parte de una de las 29 zonas farmacéuticas especiales a cuya creación dio este lunes el visto bueno el Consello de la Xunta.
En concreto, la declaración de zona farmacéutica especial supondrá la posibilidad de aplicar condiciones especiales de distancia y tiempo de acceso a la oficina de farmacia durante la prestación del servicio de guardia; y la opción de adoptar medidas especiales en relación a la prestación de atención farmacéutica en las residencias sociosanitarias de menos de 100 residentes –hasta ahora eran atendidas directamente por los hospitales de referencia–.
Asimismo, se desarrollará una orden de ayudas para apoyar la viabilidad de oficinas de farmacia del rural en estas zonas especiales, que contará con una inversión de 99.600 euros para el próximo año. «El objetivo es garantizar la prestación farmacéutica a todos los gallegos, vivan donde vivan», afirmó el presidente del Gobierno gallego, Alfonso Rueda, en la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta, que este lunes celebró su reunión en Celanova (Ourense).
Así, Rueda justificó esta medida en la necesidad de «facilitar la viabilidad de las farmacias en entornos muy rurales», puesto que son boticas «que necesitan ayudas y flexibilizaciones para seguir manteniéndose en los lugares donde están».
REQUISITOS
Además de la baja densidad de población, para su consideración como zonas farmacéuticas especiales, los colegios de farmacéuticos y la Consellería de Sanidade han estipulado también que todos los establecimientos farmacéuticos de la zona estén en situación de viabilidad económica comprometida o, en el caso de las farmacias del rural, que no resulte posible la rotación de turnos de guardia.
El presidente del Ejecutivo gallego argumentó que sin ayudas, estas boticas presentan «una viabilidad económica comprometida, cuando menos, e incluso muchas veces muy difícil de asegurar». Además, expuso que es «imposible la rotación en los turnos de guardia que deben hacer».
En concreto, se establecen como zonas farmacéuticas especiales: A Gudiña, A Mezquita, A Peroxa, A Teixeira, As Nogais, A Veiga, Baleira, Baltar, Calvos de Randín, Carballeda de Valdeorras, Castrelo do Val, Cervantes, Chandrexa de Queixa, Folgoso do Courel, Larouco, Laza, Manzaneda, Montederramo, Muras, Navia de Suarna, Negueira de Muñiz, O Bolo, Ourol, Parada de Sil, Pedrafita do Cebreiro, Ribeira de Piquín, Samos, San Xoán de Río y Vilariño de Conso.
La Xunta apunta que el acceso de la población rural a los medicamentos y productos farmacéuticos permite mantener un nivel de atención sanitaria semejante a la de los núcleos urbanos y agrega que este es, precisamente, uno de los puntos «clave» para la consolidación de población en el ámbito rural.