María Rozas, de Compostela Aberta y primera teniente de alcaldesa en Santiago, ha ironizado este miércoles sobre las opciones de que el PP pueda hacerse con la Alcaldía de la capital gallega, en manos de Goretti Sanmartín (BNG) en un gobierno en coalición con su formación. «Creo que son los sueños húmedos del PP y de Borja Verea», ha resumido.
Así lo ha manifestado después de que Evaristo Ben, concejal del PP en la capital y dirigente destacado de la formación provincial, afirmase en unas declaraciones a la Cadena SER que los populares son partidarios de promover cambios de gobierno en todos los municipios donde «las cosas funcionan mal» y de apuntar hacia socialistas y no adscritos en la capital gallega.
«Son los sueños húmedos de Verea y las pesadillas de otras personas», ha incidido Rozas, a preguntas de los medios este miércoles, antes de recalcar que el PP es «incapaz de asumir las normas democráticas» y que haya gobiernos en minoría «capaces de dialogar y pactar» con otras fuerzas. A su juicio, entender la política desde esta perspectiva «no está en el ADN» de los populares.
Rozas también ha hecho hincapié en que las declaraciones de Evaristo Ben resultan «contradictorias» con las del propio Verea, quien, ha recordado, afirmó en un pleno en que «no estaba en absoluto interesado en los votos» de los no adscritos. Lo hizo después de que uno de los ediles en cuestión, Gonzalo Muíños, deslizase públicamente que el PP los había sondeado, antes de advertir que su sentir era «socialista» y no daría su apoyo a los populares.
Los no adscritos dan por cerrado el debate, mientras que desde el grupo socialista, Gumersindo Guinarte ha respondido a las declaraciones de Ben con un mensaje: «El PP sabe perfectamente que el PSOE no va a estar en una operación para promover un gobierno de derechas» en la capital gallega.
Rozas, además de dar a entender que el gobierno que encabeza Sanmartín no ve visos de que esa moción se haga realidad, ha instado al PP a «aclararse» y ha insistido en que «no tuvo capacidad para llegar a acuerdos» y ahora «no acepta las normas que hay en democracia».