Trabajadoras de residencias privadas de mayores, de centros de día y del Servizo de Axuda no Fogar (SAF) se han manifestado este jueves por el centro de Vigo, en una protesta convocada por la CIG, para demanda mejores condiciones laborales y salariales, en el marco de un calendario de movilizaciones que se llevan a cabo por toda Galicia y de cuatro jornadas de huelga.
Adolfo Naya, de CIG-Servizo, ha subrayado que este personal de cuidados «está al límite» por lo que el decreto unos servicios mínimos del 100 % supone que «ninguna persona trabajadora puede ejercer el derecho fundamental a la huelga». No obstante, el personal ha mostrado su apoyo a la protesta concentrándose a las puertas de los centros en su tiempo de descanso.
La huelga ha sido convocada para exigir «convenios dignos y salarios decentes», y la CIG ha denunciado el «inmovilismo» de la patronal, con mesas de negociación «paralizadas», mientras la Xunta «sigue mirando para otro lado» e «ignora sus responsabilidades».+
En el caso del SAF, el sindicato ha advertido de que las condiciones «son cada vez peores», y ha reclamado la negociación del convenio, «que lleva 12 años caducado». «Creemos que ya es hora de que se sienten, pero con seriedad y con voluntad de llegar a acuerdos», ha apuntado Rosa Couto, delegada de la CIG en el SAF de Vigo, que ha subrayado la necesidad de acabar con los horarios «incompatibles con la vida personal» y llevar a cabo las valoraciones de riesgos en los centros de trabajo, estableciendo protocolos para garantizar la seguridad de las trabajadoras.
«Prestamos servicio en domicilios en los que se producen amenazas, acosos y agresiones», ha subrayado, y ha lamentado también la falta de recursos técnicos «incluso para mover a personas de más de 100 kilos de peso».
En cuanto a las residencias y centros de día privados, la CIG ha denunciado los bajos ratios de personal, que provoca una «sobrecarga brutal» sobre las personas trabajadoras, y que impide encontrar a gente dispuesta a trabajar en esas condiciones «de precariedad».
La gericultora Rosa Vila ha denunciado que hay trabajadoras que pueden estar atendiendo a 15 personas o más, y muchas de ellas cobran por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, obligadas a complementar sus ingresos con pluses como la antigüedad o jornadas en domingo y festivos. A esto se suma que tienen que asumir tareas que no se corresponden con su categoría profesional, como dar medicación o atender a usuarios con patologías psiquiátricas.