El conselleiro de Emprego, José González, ha acudido a la fábrica de Sargadelos en Cervo (Lugo) en una «visita interna» en la que ha estado acompañado por su dueño, Segismundo García, quien estaba citado esta misma jornada por Inspección de Trabajo para que aportase documentación en relación al expediente laboral abierto a la planta, según confirman a Europa Press fuentes del departamento autonócmio.
Las mismas fuentes explican que se ha tratado de una «visita interna» en el marco del proceso de seguimiento activado por la Xunta sobre la factoría, envuelta en la polémica por decisiones de su propietario hace más de un mes.
Según el propio Segismundo García, Inspección citó este día 13 en Lugo a «una representación» de la empresa para que aportase «diversa y variada documentación». De ello informó a medios de comunicación a los que remitió el escrito con el que contestó al requerimiento de la autoridad laboral avanzándole que no acudiría.
En ese escrito, el administrador único de la emblemática firma de cerámica excusaba su asistencia este martes al alegar que «precisamente el 13 de mayo la dirección de esta empresa celebra un consejo de dirección para proponer las medidas oportunas en relación al acoso» al que considera que se ve sometido por parte de la Inspección. No ha trascendido ninguna información al respecto de dicho «consejo de dirección».
DOS TRABAJADORAS CON SILICOSIS
Inspección de Trabajo mantiene abierto un expediente laboral a Sargadelos por deficiencias en materia de seguridad en la fábrica de Cervo que conllevaron que dos trabajadoras desarrollaran silicosis.
Así las cosas, Sargadelos tiene un plazo de seis meses –a contar desde la notificación– para subsanar buena parte de las mejoras, si bien será flexible –desde que disponga del visto bueno por parte de Patrimonio– para actuaciones que afecten al edificio, catalogado como bien de interés cultural (BIC).
EL PULSO A LA INSPECCIÓN
En el último escrito dirigido a la Inspección de Trabajo, Segismundo García se refería al requerimiento de comparecencia y aportación de documentación en Lugo.
Señalaba que esa documentación está «clasificada y ordenada en las oficinas» de Sargadelos y afirmaba entender «el fastidio de que alguien» de la Inspección «tenga que desplazarse a Cervo». «Pero no es más incomodidad que la nuestra en ir con las carpetas y archivadores a Lugo», apostillaba.
Aprovechaba también el texto para solicitar el relevo del inspector que hizo ese requerimiento, como el de la inspectora que abrió el expediente, por lo que hablaba de «animadversión insistente y perseverante» contra Sargadelos.
El pasado mes, después del polémico anuncio de cierre y la vuelta a la actividad, la compañía comunicó el despido de tres trabajadoras, que tenían desde entonces un plazo de 20 días para denunciar unas salidas que sindicatos como la CIG consideraban «nulas», por el contexto en el que se produjeron.
Ese contexto fue el del pulso que García mantiene con Inspección y que le llevó a cerrar la factoría durante varios días en que la plantilla de producción tuvo que permanecer a las puertas de Sargadelos, sin poder acceder a su interior. Después, el propietario les planteó adelantar parte de sus vacaciones o entrar a las instalaciones «bajo su responsabilidad».
Hace dos semanas, el líder del PSdeG acudió hasta Cervo para recordar que Sargadelos es «más que una fábrica» y para reclamar al presidente de la Xunta que aclare «qué tipo de acuerdo tiene con la empresa» y que haga público ese compromiso.
Días después, el conselleiro, en el pleno del Parlamento, pidió al propietario de Sargadelos «reconsiderar» los tres despidos que ha realizado en la fábrica de Cervo. También comprometió la «máxima flexibilidad» para hacer obras correspondientes «siempre que lo permita la normativa correspondiente», teniendo en cuenta que se trata de un edificio protegido, así como «respetando derechos laborales».