La reducción del uso de plásticos en la sociedad, la atención a los colectivos más vulnerables para que no salgan perjudicados los más pequeños, el replanteamiento de los métodos lectivos y la sobrecarga de horarios de actividades o apoyar a los niños y niñas que sufren acoso en el centro educativo o en sus hogares.
Estos son los deberes que han puesto las niñas, niños y adolescentes de Galicia en la séptima edición del Foro Unicef-Parlamento de Galicia, celebrado este viernes, jornada en la que los escaños del hemiciclo han sido ocupados por los más pequeños para lanzar un grito de atención, verbalizado por Jesús Angueira, de Teo (A Coruña): «No tenemos pensado callar ni estamos aquí para la foto. Queremos respuestas claras y contundentes. No nos valen las respuestas bonitas, ni las recetas de médicos».
Así, los en torno a un centenar de participantes en el foro han lanzado un alegato a que la voz de los más pequeños sea escuchada y tenida en cuenta a la hora de la acción gubernamental y política, pues, como han denunciado, los diez principios de la Declaración de los Derechos del Niño «están plasmados estupendamente sobre el papel» pero son puestos en práctica dependiendo de la coyuntura del país y contexto.
«En los países donde existen conflictos o donde tienen escasos recursos económicos, incluso en aquellos considerados ricos pero que atraviesan crisis, todas las buenas intenciones dejan de cumplirse en vista de que lleguen tiempos más favorables», ha asegurado desde el estrado Claudia Chao, representante del Consello de Redondela, uno de los siete órganos repartidos por distintos puntos de Galicia que han llevado a cabo la elaboración del Manifiesto de Castrelo, en el que los niños y niñas expresan sus demandas al poder político.
Este manifiesto fue elaborado durante un fin de semana en el municipio ourensano que le da su nombre, donde se reunieron 50 niñas, niños y adolescentes para compartir sus inquietudes, socializar y conocer las realidades de otros puntos de la geografía gallega.
«Los niños tenemos mucho que decir y tenemos que ser escuchados», ha subrayado Adriana Rodríguez, de Castrelo. «No penséis que al cumplir la mayoría de edad nos convertimos en adultos participativos. Queremos compartir las decisiones que no afectan», ha añadido después Vera Lorenzo, de Ponteareas.
Este viernes, un representante de cada uno de los siete ‘consellos’ en los que se divide el foro ha subido al estrado del hemiciclo en una sesión especial dirigida por el vicepresidente de la Cámara gallega, Diego Calvo, y con presencia de diputados de los cinco grupos –Sandra Vázquez (PP), Teresa Porritt (PSOE), Luca Chao (Común da Esquerda), Xosé Luis Rivas (BNG) y Pancho Casal (mixto)–. Aunque estaba prevista la presencia de la conselleira de Política Social, Fabiola García, finalmente no ha podido acudir a la cita.
MEDIO AMBIENTE
El cuidado del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático es una de las principales preocupaciones para los más pequeños, pues como reivindican, son ellos quienes tendrán que hacer frente a sus consecuencias. Para ello, como ha expuesto Noa Casal de O Barco (Ourense), reclaman reducir el uso de envases plásticos «poniéndoselo fácil a los consumidores» a través de la apuesta por las tiendas de venta a granel y eliminado los envoltorios de alimentos que no lo necesitan. También piden mejoras en el transporte público para favorecer los modos de desplazamiento limpios y crear puntos de reciclaje para aparatos electrónicos.
Combatir la desigualdad desde las políticas públicas es otro de los deberes que marcan en rojo los más pequeños. Así lo ha expresado Javier Jiménez, de O Porriño (Pontevedra), que alertado de que uno de cada cuatro niños se encuentra en situación de exclusión social, lo que repercute en su desarrollo como persona, tanto en asuntos básicos como tener una comida al día o en poder asistir a la escuela.
Sobre esto último, ha puesto el foco en que las autoridades deben comprometerse a establecer mecanismos que permitan que los niños puedan acudir al colegio independientemente de la situación económica de sus familias, bien sea a través de la figura de un mediador o educador social o estableciendo formas para que el transporte no sea un problema a la hora de ir a clase.
SEGURIDAD Y SOBRECARGA
«No tenemos tiempo para nada. Vamos de casa al cole y del cole a casa. Pasamos mucho tiempo en el móvil o con aparatos electrónicos. Se nos presiona. Estamos medicados desde pequeños. Tenemos demasiada carga escolar, muchas actividades extraescolares y poco tiempo. No tenemos tiempo, incluso, ni para aburrirnos. Esto es desmotivador», ha denunciado Estela Gómez, de Ourense.
De este modo ha alertado de la «sobrecarga» que padecen los niños en la actualidad, lo que repercute negativamente tanto en su desarrollo como persona como en su actividad académica, por lo que piden reconcebir tanto los métodos didácticos como el plano de vida que dibujan los padres para sus hijos.
Dentro del centro educativo, reclaman sentirse «seguros», «integrados», «libres e iguales para escoger» lo que quieren estudiar, «amados» en un contexto de «diversidad, respeto y tolerancia» porque saben que las diferencias «enriquecen».
María López, de O Barco, ha centrado su intervención en el tratamiento del acoso y los abusos, tanto en el ámbito escolar como familiar y ha aprovechado para lanzar un mensaje en nombre de los niños: «Queremos que nos crean. No nos gusta y nos dejan indefensos cuando decimos que nos maltratan en casa o que un compañero abusa de nosotros y le quitáis importancia».
Así las cosas, y como vía para plasmar todas estas demandas, exigen la puesta en marcha del Consello Galego de Participación Infantil. «Dejamos aquí esta pregunta, ¿cuándo podrá ser una realidad el consello?», ha aseverado Jesús Angueira, de Teo, que ha definido este órgano como «clave» para que la voz de los niños sea tenida en cuenta.
