Rosario García Rúa (Santiago, 1956), conocida en el gremio sanitario gallego como Charo Rúa, es la médica de helicóptero decana en España «y probablemente de Europa». Aunque «nadie empieza en esto pensando en estar toda la vida», lleva 34 años en el servicio y el próximo mes de junio se jubilará a sus 68 años.
«Pues creo que ya me es hora. Ya hice dos prolongaciones cuando nadie pensaba que se podía prolongar en un trabajo como este», señala, en una entrevista concedida a Europa Press en la que confiesa sus dos principales planes una vez se retire: «Primero, una nieta que está en camino y que esperamos con muchas ganar; y, segundo, viajar, que es mi vicio inconfesable».
Rúa nunca imaginó, cuando empezó a estudiar Medicina, que su día a día consistiría en surcar el cielo gallego. Esta doctora compostelana hizo su tesina en pediatría y, cuando acabó la carrera, se especializó en traumatología. Se estrenó en el helicóptero en 1991, «mucho antes» de la propia fundación del 061 en Galicia, que no sería hasta 1997.
Llegó al servicio aéreo de emergencias a través de «un anuncio en el periódico» que reclamaba personal sanitario para un helicóptero. Pensó que era «un chiste», pero «no era 28 de diciembre». «Me presenté y me cogieron», recuerda.
Aunque ya en su primer día, tras un servicio por una convulsión en Muros en julio de 1991, amagó con dejarlo y pasar a otra especialidad, finalmente decidió quedarse y marcarse como reto estar, al menos, «un par de años». «Un par de años que se convirtieron en 34», apostilla.
«Nadie aguanta tanto tiempo ininterrumpidamente. Nadie. Las personas empiezan, están unos años y luego se van para una oficina o para un sitio más tranquilito», asegura, antes de reivindicarse como la médica de helicóptero «que más tiempo lleva volando ininterrumpidamente de España» y «de Europa probablemente, también».
«ME GUSTA MUCHÍSIMO MI TRABAJO»
Charo Rúa tiene «la suerte» de estar en buena forma física a sus 67 años. «No es un servicio para empezar a trabajar con 60 años, ni de broma, pero cuando llevas trabajando desde los 30 en esto y te mantienes en buena forma, pues puedes», explica.
Otro de los secretos para acumular décadas de experiencia en las emergencias aéreas es «que te guste». «Hay ese refrán que dice que cuando trabajas en lo que te gusta es como si nunca trabajaras. En este caso es muy real, a mí me gusta muchísimo mi trabajo, creo que lo domino muy bien, por lo tanto no me estresa y me veo muy capaz», manifiesta Rúa, quien también ironiza con la idea de pasar consultas en un centro de atención primaria: «Me da un jamacuco».
Su jornada no es igual en todo el año, pues el helicóptero trabaja «de orto a ocaso». Por la mañana, llega a la base situada junto al Hospital Provincial de Conxo antes de que salga el sol, se pone el uniforme y empieza lo que llaman «el ‘briefing’ matutino»: una reunión con los pilotos para hablar de la meteorología y las condiciones de vuelo.
Luego, una vez revisan todo el material a bordo del helicóptero, «te marchas otra vez para la base, tomas un café y estás con el teléfono en la mano esperando a que salga un servicio».
«TRABAJAR SOLO ANTE LA EMERGENCIA»
¿Qué le recomendaría a un joven médico que quisiera darle el relevo? «Que le tiene que gustar mucho la emergencia. El trabajo no es ‘volar en helicóptero, qué bonito es’; es trabajar solo ante la emergencia y tú tienes que solucionarla. No hay nadie detrás para echar una mano», advierte.
Y esto es así porque, mientras en las urgencias de un hospital «hay un adjunto siempre», en un helicóptero del 061 el equipo sanitario consiste en un médico y un enfermero, a los que se suman un piloto y un copiloto.
«Entonces, el único truco es que te guste mucho, que estés dispuesto a sufrir esa presión durante toda tu vida y que eso no te afecte a tu vida personal», resume Rúa, justo antes de añadir un consejo adicional: «Y que estudies mucho, que te prepares mucho».
«PRONTO NOS HICIMOS MUY QUERIDOS»
El servicio del helicóptero sanitario arrancó en 1991 como una apuesta del entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga. De inicio, estaba dotado de una aeronave en Santiago –ahora ya una segunda en Ourense– y se solicitaba marcando un número de teléfono «de nueve cifras», no como ahora, que es a través del 061.
«Al principio, la gente no te conocía, no sabía muy bien si les ibas a cobrar o no. Les parecía como algo muy fantasioso que pudieses llegar a su cuadra, a su trabajo, a su casa en un helicóptero. Pronto nos hicimos muy conocidos en la población y también muy queridos, más de lo que merecemos», agradece.
Echando la vista atrás, Charo Rúa no duda de que «el servicio que más impacto» le causó fue el accidente del tren Alvia en el barrio compostelano de Angrois, el 24 de julio de 2013, en el que murieron 80 personas y más de 140 resultaron heridas.
Sin embargo, «hay muchos otros servicios, mucho menos mediáticos, con muchas menos víctimas, que te dejan igual de impactado que el Alvia». Rúa recuerda cómo atendió en un atropello mortal a un niño cuando se había bajado del autobús escolar: «Pasó un camión y lo arrolló delante de su madre, que estaba al otro lado de la carretera».
También rememora otro episodio con final feliz. En pleno covid, cuando los profesionales sanitarios tenían que ir protegidos de arriba a abajo, atendió a un paciente que se había caído de un tejado de uralita y que presentaba «una fractura de cráneo horrorosa». «Piensas que se va a morir y después de tres meses te enteras que está en su casa y hasta te enseñan un vídeo de que está haciendo ejercicio y moviéndose y… ¡guau! Pues claro que te deja marcado y te alegra mucho», relata.
«CADA VIDA QUE SALVAS ES COMO UNA MEDALLA»
Pese a las desgracias que presencia prácticamente a diario, admite que tiene «muchísimos» servicios «gratificantes». «No siempre, por desgracia, podemos salvar la vida de la gente, pero cada una que salvas es como una medalla», señala, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
Aunque no se atreve a dar una cifra sobre cuántas vidas ha salvado en estos 34 años –«Ni se me ocurre pensarlo, no lo sé»–, Charo Rúa sí calcula que lleva «entre 5.000 y 6.000» horas de vuelo, de los que deduce que quizá ha intervenido en unas 10.000 emergencias desde aquella primera en Muros tras la que prometió no volver.
«UN SUELDO MUY MALO» AL PRINCIPIO
Sobre las condiciones laborales en las más de tres décadas de servicio, reconoce que «claro» que mejoraron: «Cuando empezamos cobrábamos muy poco. Todo el mundo pensaba que cobrábamos un pastizal porque fue una idea de Fraga y dijeron que éramos recomendados de Fraga. No, teníamos un sueldo muy malo».
Todo cambió con la constitución de lo que ahora es el 061, en 1997, y cuando en 2007 pasaron a formar parte de la Administración autonómica. «Tuvimos muchos años bastante precarios, pero mejoramos mucho porque ya nos regimos por el estatuto marco y las condiciones y el sueldo son mejores», subraya.
«Tú cuando empiezas en este trabajo ya sabes qué condiciones laborales tienes y el sueldo que tienes. Como todo el mundo, podemos protestar y pensar que nos tenían que pagar más, eso lo pensamos todos. No obstante, yo creo que las condiciones no son malas», agrega.
A todo esto suma que la creación de la central del 061 y los avances técnicos supusieron una mejora en la coordinación «muy potente» y ahora los sanitarios trabajan con «mucha más información».
Lo que no ha variado ha sido el número de helicópteros disponibles en Galicia –Santiago y Ourense–, aunque Rúa conserva «la esperanza» de que pronto se sume un tercero con base en Lugo y que alguno pueda volar las 24 horas. «Eso es lo que está ahí para mejorar, pero yo ya no lo voy a ver».