El Partido Popular ha permitido este miércoles que salieran adelante las modificaciones de crédito presentadas por el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, en el pleno municipal, una votación que los trabajadores han acusado a los populares de «alta traición».
El Consistorio de Ourense ha vuelto a celebrar otro pleno extraordinario con la intención de aprobar varias modificaciones de crédito que ya habían sido llevadas a pleno el pasado 30 de septiembre. En aquel momento la oposición votó en bloque «no», pero esta vez el Partido Popular ha permitido que salgan adelante al abstenerse. Todo ello en el marco de la crispación de los trabajadores del ayuntamiento que acusan a los populares de «alta traición».
La decisión se fraguó el martes por la noche y esta mañana a primera hora ya lo sabían los trabajadores del ayuntamiento, que trasladaban mediante la Junta de Personal un comunicado en el que explicaban que la formación popular los había convocado a una reunión urgente una hora antes de la celebración del pleno.
Los representantes de los trabajadores, que rechazaron asistir, critican que «sólo pretendían venderles el favor argumentando que así se garantiza el proceso de estabilización». Algo que califican de «falso» ya que aun no se ha publicado la convocatoria sin modificar las bases.
«Nadie puede garantizar que el jueves no se modifiquen las bases de ese proceso de estabilización», lamentan desde la Junta de Personal desde donde explican que motivo del cambio del voto del PP.
«Desde hace 10 días se habla de una moción de censura en la Diputación formada entre el Bloque Nacionalista gallego, Democracia Ourensana y el Partido Socialista», indican. «Ayer esa posibilidad tomó más fuerza y, a última hora, el PP decidió abrir la mano con Democracia Ourensana, intentando emplear a los trabajadores como justificación». «Nos están utilizando como mercancía, como ganado», critican.
En un comunicado, el Partido Popular trasladó al comienzo de la sesión plenaria que cambiaban su voto «como resultado del compromiso del alcalde para la publicación en el Boletín Oficial del Estado del plan del estabilización de empleo», «tal y como ya está publicado en el BOP».
Así, aseguran que la pretensión del partido fue «evitar cualquier perjuicio a los empleados municipales, cumpliendo el compromiso adquirido de garantizar el mantenimiento de las condiciones iniciales de estabilización».
En ese mismo escrito, los populares ya hablaron de «juego de tronos» y lamentaron que «partes de la oposición dediquen tiempo a la única procura del poder, ya sea mediante una farsa de moción de censura en el ayuntamiento o un intento de desalojar el gobierno popular en la Diputación de Ourense».
El tema volvió a salir a la palestra durante la sesión plenaria. En ella la edil del PP, Ana Méndez, acusó tanto al Partido Socialista como el BNG de «pactar con el alcalde para repartirse los sillones de la Diputación». «Sí, hablo de sillones», insistió.
Mientras, según su relato, en las últimas semanas la formación ha recibido numerosas llamadas de distintas entidades pidiéndoles que desbloqueasen «esta situación» a la que, ha expuesto, «se ha llegado por una gestión caótica del propio ayuntamiento».
«Nosotros nos sentamos a solucionar las cosas mientras ustedes siguen de cínicos», ha reprochado Méndez, que ha afeado, además, que «lo único que le interesan» a los grupos de la oposición «son esas sillas de las que tanto hablan, ni negociaciones ni nada». «Como comprenderán lo que no vamos a hacer es regalarles las cosas que conseguimos con votos de los ciudadanos. No creo que lo hicieran ustedes tampoco», ha concluido la concejala.
En la votación de las ocho modificaciones presupuestarias DO ha votado a favor con sus diez concejales, mientras que el Partido Popular facilitó la aprobación con su abstención, aunque solo con cinco de los siete ediles toda vez que faltaban la portavoz Sonia Ogando y del edil Michinel. Por su parte, el BNG y el PSOE mantuvieron él no.
Desde la bancada socialista la portavoz, Natalia González, ha recriminado al PP que este miércoles «acaban de apuntalar a Gonzalo Pérez Jácome en la silla de la alcaldía hasta el final del mandato», «usando como moneda de cambio falsas promesas y llevando por delante a los empleados municipales».
La socialista ha dicho que el PP «hace mucho tiempo que es la marca blanca de Democracia Ourensana» y, además, ha augurado que «está muerto políticamente».
«Tiene gracia que el partido que tiene 9 diputados se lo diga al que tiene 40 a nivel Galicia. Que se puede decir, pero que lo digas tú, Natalia, parece una broma», le ha espetado el regidor municipal antes de darle la palabra de nuevo a la edil popular, Ana Méndez, quien le ha respondido a la socialista que «como actriz no tiene precio». «Dedíquese a arreglar su partido y sus problemas y luego vendrá a darnos lecciones», ha afirmado.
Desde el BNG, el portavoz Luis Seara ha criticado que «los únicos responsables» de que Jácome sea alcalde son los populares, una idea que ha refrendado su compañero de partido, Xosé Manuel Puga, que además es diputado provincial, y le ha recordado a Jácome que «el PP le puso ahí en el 2020 cuando era la tercera fuerza política».
«Lo único que no habíamos visto ahora es que los sentados en la bancada del PP representan lo más miserable y lo más vil de la política, esa es la realidad porque lo único que nos argumentan es que parece ser que había una estrategia para quitarles la Diputación», ha manifestado el concejal. Además, ha dejado claro que, si «mañana» se presentase alguna posibilidad de quitarle al PP la Diputación, no tendrían «ninguna duda».
Con todo, ha aclarado que ellos no han negociado «absolutamente nada ni de la Diputación ni del Ayuntamiento más allá de lo que se supo en el mes de junio».
Así las cosas, las modificaciones de crédito han salido aprobadas en un clima de hastío por parte de los trabajadores municipales del ayuntamiento, que esta misma mañana se han congregado ante las puertas del Consistorio para seguir protestando por su situación laboral. Allí han portado carteles dirigidos al Partido Popular, con el logotipo de la formación y la frase «alta traición» entre pitidos y gritos con los que recibieron a los populares a la entrada del Ayuntamiento antes de la sesión plenaria, desde donde se continuaron escuchando los pitidos.