Una campaña que deja cerca de dos millones de uvas tintas sin recoger en la Ribeira Sacra amenaza en convertirse en un «antes y después» para los viticultores de la zona y la propia configuración de este paisaje que aspira a convertir en Patrimonio Mundial de la Unesco.
En conversación con Europa Press, Ana Rodríguez, del Sindicato Labrego Galego (SLG), expone que «las uvas quedaron sin vendimiar», pero «dentro de nada empieza la poda y, si no se poda, el año que viene no hay producción».
Y es que apuntan por parte del Sindicato Labrego que ya conocen casos de pequeños viticultores que han abandonado su actividad por otra al obtener en esta campaña «solo 18.000 euros cuando contaban con 40.000». Alertan que tan solo han podido sacar parte de la producción a bodegas «a precios más bajos que otros años» y a un «muy bajo precio» a particulares.
En este sentido, advierte de que este es un «problema grave», pero «da la impresión que se intenta dar a entender que no pasó nada». Reprocha que la Xunta habla de «ayudas históricas» para la Ribeira Sacra, pero se queja que todavía «no se convocaron» las relativas a conservación del paisaje y «a estas alturas solo hay una destilación de crisis de unos 300.000 litros». Sobre subvenciones de la PAC, lamenta que «es una cantidad ridícula por hectárea y aquí nadie tiene hectáreas».
Las bodegas de la zona se encuentran «en crisis» y «por eso no compran la uva», con la previsión de que una de las más importantes en la comarca no compre en la próxima campaña. «Si las uvas en bancales dejan de existir», avisa, «van a cambiar muchas cosas en la Ribeira Sacra», incluido el paisaje, lo que será «un antes y un después».
Esta vecina de Sabadelle, en el municipio de Chantada (Lugo), insiste en pedir a los alcaldes de la Ribeira Sacra que se movilicen para demandar apoyos a la Consellería do Medio Rural.
MANZANAS Y CASTAÑAS SIN RECOGER
Pero en la Ribeira Sacra también se encuentran otros frutos por recoger este otoño, como puedan ser manzanas y castañas, en este caso por diferentes factores.
A este respecto, se observa una pequeña rentabilidad por manzanas de 23 céntimos en ecológico, con cuestiones como falta de mano de obra, pero también personas mayores que antes vendían pequeñas producciones y ahora dejan de hacerlo por los requisitos de documentación y registro en las explotaciones de la Xunta.
Martín Varela, gerente de una cooperativa encargada de la recogida de manzana en Chantada (Lugo), relata que realizan su campaña entre el 28 de septiembre y 15 de noviembre, para lo cual cuentan con unos cinco operarios. Además, explica que les han ofrecido otras fincas –si bien no pueden abarcar más– porque «intermediarios este año se han jubilado o no encuentran mano de obra».
En lo tocante a castañas, Ana Rodríguez reflexiona acerca de que, si bien las primeras ventas se hacen a buen precio, después muchas quedan sin recoger, además de los problemas que se han vivido en los últimos tiempos con la avispilla del castaño.