La reunión celebrada este martes entre el comité de empresa y la dirección de la concesionaria Vitrasa, con mediación del AGA, ha finalizado sin acuerdo, y el conflicto que afecta al servicio de bus urbano de Vigo, lejos de solucionarse, parece cada vez más enquistado, y es que la empresa ha dado por rotas las negociaciones.
Así, cumplidos los tres meses de huelga indefinida, la última reunión no ha servido para avanzar en ningún acuerdo, y ello a pesar de que la parte social ha aceptado rebajar sus pretensiones, según han explicado fuentes sindicales.
Las mismas fuentes han apuntado que los representantes de los trabajadores estuvieron dispuestos a aceptar un incremento salarial del 2,5 % para 2021 y 2022, «pero Vitrasa lo considera inasumible». «Hay algo oscuro que se nos escapa, y no entendemos que el Ayuntamiento siga evadiendo su responsabilidad», han señalado, y han recordado que, con la manifestación del pasado fin de semana, «Vigo dejó claro que demanda un servicio de calidad».
Los sindicatos mantienen que la pérdida de poder adquisitivo de la plantilla supera el 16 %, tras tres años con los salarios congelados, y han censurado la falta de interés de la empresa por negociar, dando por rotas las negociaciones. «Lo cual nos obliga a continuar con las movilizaciones, y a la ciudad, a seguir sufriéndolas», han lamentado.
Además, la CIG, que preside el comité, ha añadido que, tras conocerse que la Oficina Nacional de Evaluación no tiene obligación de emitir informe sobre el reequilibrio económico de la concesión, debe ser el gobierno municipal el que «aclare» la situación en la que se encuentra el trámite para pagar esa compensación a la empresa.
RUPTURA DE NEGOCIACIONES ANTE EL «CHANTAJE»
Mientras, Vitrasa ha proclamado «basta» y ha subrayado que, después de 13 reuniones con los representantes de la plantilla, ha tomado la decisión «romper las negociaciones hasta que el comité de empresa esté dispuesto a negociar y poner fin a la huelga, abandonando la actitud chantajista que hace que sea imposible llegar a acuerdos de ningún tipo».
La concesionaria ha advertido de que no está dispuesta a seguir negociando «bajo permanentes presiones con ataques personales y coacciones hacia quienes no quieren secundar el derecho a la huelga», y con «más de 50 ataques violentos» a autobuses en el último año.
Vitrasa ha censurado que el comité «no sometió a la asamblea de trabajadores las últimas ofertas presentadas» para poder así mantener el paro indefinido y el «chantaje».
Según ha recordado, ha planteado varias opciones, «retirando siempre las sanciones» impuestas a trabajadores por los incidentes en el servicio de noche durante el Marisquiño, aumentando su oferta hasta el 3 % desde enero de 2023 «que se consolida en 2024» y aceptando mejoras sociales reclamadas por los sindicatos, además de un pago de 500 euros por trabajador. «Y todo esto para desconvocar esta huelga, sin pedir nada a cambio y seguir con la negociación del convenio en un clima de normalidad», han señalado desde la empresa.
Finalmente, tras insistir en que las condiciones de los empleados son las mejores del sector en la provincia, Vitrasa ha reiterado que «el daño que el comité está haciendo a la ciudadanía, a los propios compañeros y a la empresa es enorme e incomprensible».