La pizarrera de Valdeorras Irosa-Samaca y la comunidad de montes de Portela e Trigal han llegado a un acuerdo ante notario que ha dejado sin efecto el desahucio materializado en la mañana de este mismo miércoles por la secretaria del Juzgado de Instrucción número 2 de O Barco de Valdeorras. El acuerdo mantiene los puestos de trabajo.
El alzamiento de los bienes de la pizarrera se produjo alrededor de las 10,00 horas y duró poco más de cinco horas porque tras una reunión mantenida ante notario tanto la pizarrera como los comuneros llegaron al acuerdo que permitió a los trabajadores regresar a sus puestos y que contempla el arrendamiento de las parcelas durante otros 11 años.
El conflicto se remonta a enero del 2015, fecha en la que debían renovar el contrato de arrendamiento de las parcelas entre los comuneros y la empresa, pero las condiciones no eran asumibles para el grupo empresarial, ya que entre otros puntos elevaba de forma considerable la renta.
Los comuneros acudieron a los tribunales logrando la sentencia de desahucio que se materializaba esta mañana y terminaba esta tarde.
FALLO JUDICIAL FAVORABLE A LOS COMUNEROS
A mayores, la empresa reclamó la expropiación de los terrenos consiguiendo la autorización de la Xunta de Galicia, que recurrieron los comuneros.
En la pasada jornada trascendió que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) fallaba a favor de la comunidad de montes, anulando la resolución del Ejecutivo autonómico que declaraba la utilidad pública y el interés social para los establecimientos de beneficio del grupo.
Al margen de la sentencia, el pasado 14 de noviembre la empresa y los comuneros ya habían llegado a un acuerdo con el que se ponía fin al litigio por la propiedad del suelo, que impedía la actividad empresarial.
Para alcanzar ese acuerdo que daba continuidad a los casi 300 puestos de trabajo de la empresa fueron necesarias cuatro reuniones.
En la primera, celebrada a mediados de septiembre, hubo una toma de contacto y un acercamiento de posiciones; en las tres siguientes se avanzó progresivamente hasta llegar al preacuerdo del 10 de noviembre, en el que ya se garantizaba la permanencia de los puestos de trabajo.
Pero el día 14, tras una reunión entre la directiva de la empresa y los comuneros, se realizó la firma con la que se oficializaba.
Ese acuerdo se firmaba con el compromiso que ninguna de las dos partes pudiese recurrir la sentencias, saliese favorable para quien saliese, y con el compromiso de que si el TSXG daba la razón a los comuneros, la empresa podría alquilar el suelo durante los próximos 11 años, prorrogables para la actividad, mientras que si la sentencia era favorable para Irosa-Samaca esta podría trabajar indefinidamente. No obstante, este martes los comuneros rompieron ese acuerdo.
ABANDONO DE LAS NAVES A LAS 10,00 HORAS
Así pues, a las 10,00 horas de este miércoles trabajadores abandonaron las naves de producción del grupo pizarrero de forma pacífica, aunque con la incertidumbre de si habría finalmente acuerdo ante notario, aunque todo parecía apuntar que sí porque el precinto de las naves se realizó con una cadena y no con el cambio de cerradura.
Finalmente, tras la extensa reunión, en la que según fuentes sindicales hubo «discrepancias», los representantes de ambas partes abandonaron el despacho notarial alrededor de las 15,00 horas, asegurando los puestos de trabajo y poniendo fin al litigio.
EVITAR EL CIERRE
Con respecto al acuerdo alcanzado, las partes discrepan en algunos puntos. Así, los comuneros defienden que el acuerdo no se alteró, mientras que desde los sindicatos defienden que el grupo pizarrero «tuvo que aceptar exigencias diferentes» a las planteadas el pasado día 14, sin entrar en más detalles.
«Fuimos retrasando las cosas y al final, como ya era inevitable el alzamiento, firmamos todo aquello que nos pidieron», esgrime el presidente del grupo pizarrero, Rogelio López, que cree que «fue necesario» para evitar el cierre y para que «los trabajadores no tuviesen que soportar la intervención de las fuerzas del orden público».
Así las cosas, han puesto fin a la problemática y han devuelto las llaves para poder regresar a las naves donde los trabajadores han realizado su jornada laboral vespertina, esperando por la parte empresarial para abrir la única zona de la nave que había sido desahuciada ya en el mes de septiembre.
«Contentos por lo conseguido, decepcionados por las formas», resumen desde los sindicatos desde donde lamentan que los comuneros rompiesen el acuerdo previo, pero concluyen que «lo principal era salvar los puestos de trabajo y eso se ha conseguido».