Representantes de las asociaciones y fundaciones de memoria histórica, autoridades institucionales y miembros del Parlamento gallego, capitaneados por su presidente, Miguel Santalices, han participado este miércoles en el Pazo do Hórreo en un acto de homenaje a Alexandre Bóveda y a las víctimas del franquismo, en el que también ha tomado la palabra la hija del galleguista represaliado, Amalia Bóveda.
Ha sido un acto para «reafirmar el compromiso con la democracia» y luchar contra el «manto de silencio» impuesto durante décadas a las víctimas de la represión franquista, cuyas historias, ha dicho Aurora Marco, son los hilos necesarios para «tejer el tapiz de la dignidad».
Tras visionar un fragmento audiovisual que representaba el juicio que condenó a muerte a Alexandre Bóveda y su último discurso, reivindicando su amor y compromiso con Galicia, en el acto ha tomado la palabra la historiadora Aurora Marco, como representante de las asociaciones y fundaciones de memoria histórica presentes.
En su intervención, ha reivindicado la necesidad de «recordar», ya que el olvido «produce una segunda muerte», y ha destacado la significación de un acto que «ensalza a hombres y mujeres de diferente tendencia política que defendieron el régimen republicano legalmente constituido y violentado por las armas» del golpe de Estado de 1936.
Aurora Marco ha tenido palabras para los exiliados a causa de la dictadura, que tuvieron que contar sus historias desde el exterior, así como para los que, como Bóveda, no pudieron «contar la tragedia» porque «su vida fue segada».
Unos y otros quedaron «bajo el grueso manto de la ocultación», ha profundizado, tras lo que ha pedido políticas públicas de Memoria Histórica centradas en «la libertad, la justicia y la reparación».
LUGARES DE LA MEMORIA
En el capítulo de las reclamaciones, Aurora Marco ha instado a un mayor apoyo del Gobierno gallego a las asociaciones, así como la creación de una red de lugares de la memoria con simbología común y que la Illa de San Simón «vuelva a ser la Illa da Memoria» y se primen en ella las actividades de este tipo. Finalmente, ha reclamado que se trasladen estas historias a las aulas para «que no se hurte la Memoria a los más jóvenes».
Amalia Bóveda, hija de Alexandre Bóveda, ha tomado después la palabra para recordar que «en el porvenir nos jugamos en pasado» y para reclamar la «conciencia» de que todos «formamos parte del mismo grupo cultural».
También ha celebrado que este acto se celebre en el Parlamento, la institución «en la que reside el poder legislativo» por el que «tanto trabajaron los homenajeados» y por el que algunos «dieron sus vidas» y ha reclamado que este tipo de homenajes tengan continuación a modo de «Día de la Galicia Mártir».
COMPROMISO CON LA DEMOCRACIA
El presidente del Parlamento, Miguel Santalices, ha sido el encargado de cerrar el acto, que obedece a un acuerdo unánime alcanzado en la Cámara gallega en noviembre de 2021 y sirve para «reiterar la firme condena del Parlamento de Galicia frente a la dictadura que durante 40 años mantuvo sometido a nuestro pueblo».
Durante su discurso, Santalices ha reafirmado el compromiso del pueblo gallego «con la democracia, con la defensa de la libertad y con el respeto a los derechos humanos» y contra el golpe de Estado de 1936, que «derivó en una guerra fratricida que provocó muerte, miseria y sufrimiento».
El presidente del Legislativo gallego ha recordado a los exiliados y también a quienes, como Francisco Fernández del Riego, tuvieron que vivir escondidos dentro de Galicia, además de a los asesinados. «A las víctimas de la barbarie, a todas las víctimas, rendimos homenaje en este acto», ha dicho.
Para concluir, ha recordado que «el pecado de Bóveda fue el galleguismo», un «bendito credo» que profesan «la inmensa mayoría» de los presentes en este acto y con el que ha querido «renovar los votos». «Honor y gloria, por tanto, para Alexandre Bóveda y para tantos otros mártires de la libertad y de la democracia», ha apostillado.
Tras el acto, se ha descubierto en los jardines del Parlamento una escultura realizada por Cándido Pazos y titulada ‘Concordia, paz y libertad’.