Marilar Aleixandre (Madrid, 1947) lleva décadas dedicándose a la literatura en una lengua que, aunque ahora ya suya, adoptó hace 50 años cuando recaló en Galicia por trabajo. En gallego está gran parte de su obra y también ‘As malas mulleres’, novela que la ha consagrado como referente narrativo en todo el país y la ha llevado a ganar el Premio Nacional de Narrativa 2022.
‘As malas mulleres’ (ya en su 6ª edición en gallego y disponible en castellano y catalán) traslada al lector hasta 1863 y lo sitúa en la cárcel coruñesa de La Galera, de la mano de personajes reales como Concepción Arenal o Juana de Vega, y de otros ficticios como la joven Sisca, de 15 años, encerrada por acompañar a su madre a abortar.
-¿Quiénes son las malas mujeres?, ¿cómo dio con la idea?
Las malas mujeres son prostitutas, ladronas…En una carta de 1608 una monja le comentaba al rey Felipe III que si había galeras –pena de trabajos forzados de remo en embarcaciones reales– para los hombres, tendría que haber galeras para sacar a las malas mujeres de la calle.
La idea para el libro surgió leyendo la biografía de Concepción Arenal que hizo Ana Caballé. Ahí encontré que Arenal había sido visitadora de la cárcel de La Galera, donde había 300 mujeres. Y para mí fue como una bofetada porque no tenía ningún dato de eso. Y esa fue mi primera idea, escribir sobre las vidas de mujeres infortunadas, de las que no se ocupó nadie, a las que nadie prestó atención.
-Se trata de una novela a medio camino entre la ficción y la realidad. ¿Cómo fue el proceso de documentación?
La novela fue escrita durante el confinamiento, así que no fui ni a bibliotecas ni a archivos. Busqué por internet y con llamadas. De hecho, una de las fuentes, amigo de la familia de Arenal, me dijo: «Ni hay ni vas a encontrar nada». ¿Por qué? Porque sobre una cosa que, en realidad, es un fracaso de la sociedad, ¿quién va a querer escribir?
-Sisca, el personaje ficticio principal, lleva gran parte del peso de la novela. ¿Cómo lo armó?, ¿cómo consiguió entrelazar su historia con la de personajes reales?
Desde el principio me imaginé cómo una persona que estuviese en la cárcel recibiría las ideas de Arenal. Porque era una gran visionaria. Hablaba de regeneración, hoy diríamos reinserción, pero ese era un concepto que no existía. Al mismo tiempo era muy religiosa. En sus ‘Cartas a los delincuentes’ habla de monstruos y yo me imaginaba cómo se sentiría una joven que, en este caso, acompañó a su madre a abortar, cuando escucha hablar de ella en esos términos. En ese conflicto se centra la novela.
En un primer momento no tenía claro quién sería Sisca. Entonces una de mis cuñadas me habló de Mercedes Losada, a quien va dedicado el libro, que acompañó a su madre a abortar pero casi 100 años después. Era igual de ilegal en 1953 que en 1853, con condiciones parecidas. También me hizo pensar en el motivo de los abortos, muchos por hambre, pese a la idea de que las mujeres lo hacían por honor. La madre de Mercedes tenía 8 hijos y no tenían que comer. O sea, no podía tener un hijo más.
-La estructura híbrida que utiliza en la novela ha sido de lo más alabado por la crítica, ¿qué le aporta a la hora de contar una historia?
Siempre me han gustado. Aquí introduzco cartas de personajes históricos. Siempre me parece interesante que la gente pueda tener acceso a varias voces. En el caso de Arenal, los textos de las cartas de los delincuentes son tan duros que yo prefería que estuviese el texto real.
Por otro lado está la cuestión de las otras presas, que son mujeres sin voz, que no saben leer ni escribir, así que toman la voz prestada de poetas. Ahí es donde hago hablar a Rosalía o a Pondal, aprovecho sus poemas para contar parte de la historia. Y las regueifas, que he debido de hacer bien porque he recibido un par de correos electrónicos preguntándome por ellas.
-Usted misma ha traducido la novela al castellano y tiene experiencia haciéndolo con historias de terceros, ¿cómo es traducirse a una misma?
En cierta medida siempre reescribes cosas. No me gustaba como la resolución de uno de los últimos capítulos, donde Arenal está en una finca descansando, ya después de ser destituida de su cargo de visitadora de cárceles. Y escribiendo en castellano, añadí que le explicaba a su hijo a distinguir murciélagos. Tienen un vuelo muy diferente, van como en zigzag, capturando mosquitos mientras comen. Y de ahí saqué la idea de que la justicia es como el vuelo de un murciélago, que va y viene. Y eso no está en la primera edición de la novela en gallego, por ejemplo.
«HASTA HACE 10 AÑOS LO ESCRITO POR MUJERES NO SE ENTENDÍA»
-En 2022 recibió el Premio Nacional de Narrativa. ¿Cómo fue esa llamada?
Me llamó la secretaria del ministro de Cultura pero en ese momento le entró otra llamada y me tuvieron un rato esperando. No soy una persona nerviosa pero una llamada así cuando se están fallando los premios… Es algo muy complicado tener un Nacional pero dices, ¿y sí?. Tanto tardó que la secretaria acabó diciéndome que colgaba y que me llamaba después, como así fue. Me preguntan qué pasa cuando hay un premio de este tipo. En su momento dije que el primer efecto va a ser que la gente de Galicia, que nunca me había leído, me lea. Y creo que ahí hice bien la predicción.
Llevo mucho tiempo escribiendo y creo sinceramente que hasta hace 10 o 12 años a lo que escribíamos las mujeres se le prestaba menos atención, sobre todo en narrativa, que es un ámbito muy de hombres. Oigo «ahora están de moda las mujeres» y es tremendo. En 2022 Galaxia publicó 21 títulos, 16 de autoría masculina y cinco femenina, por tanto no hay que ser mujer para publicar. El Nacional de Narrativa se lo han llevado cuatro escritores gallegos antes, pero yo soy la primera mujer.
-Siempre se ha reivindicado como feminista, que es una de las perspectivas desde la que puede leerse esta novela…
Yo soy feminista. Lo tengo puesto hasta en la cuenta de Twitter para que nadie se lleve a engaño. Pero sí que creo que la literatura no tiene que enviar mensajes. Creo que la gente tiene que sacar sus propias conclusiones. Otra cosa es que al tocar un tema como las violaciones y el dilema de denunciar o no, pues a ver, la gente a partir de como lo enfoques, puede reflexionar algo.
«LOS MACHISTAS QUIEREN QUE NOS PEGUEMOS DE TORTAS»
-Entonces como feminista declarada, ¿qué opina de los últimos debates en torno a él en nuestro país?
Yo soy optimista. Siempre he pensado que la revolución feminista fue la única que realmente triunfó en el siglo XX. Ya sé que no al 100%, pero sí hay un consenso social bastante grande sobre la idea de que las mujeres tienen que tener los mismos derechos que los hombres. Hemos visto avances muy grandes sobre el aborto, por ejemplo, que yo creo que en la burbuja que es Europa no hay falta de consenso.
En todos los movimientos sociales hay diferencias de opinión y parece que hay que sacarlas de contexto y enfrentar a unas mujeres con otras.Sobre la Ley del solo sí es sí, por ejemplo, está claro que se mezclan cosas. A lo mejor no se calculó bien el efecto que podía tener, pero también sabemos que hay grupos que van a aprovechar cualquier cosa para meter el dedo en el ojo al gobierno.
En cuanto a la Ley trans, yo lo veo más como una historia de pugna electoral, de hacerse con la bandera del feminismo. Y está claro que muchos avances que hubo vinieron de las feministas del PSOE. El feminismo no empezó con este Ministerio de Igualdad. Pero el machismo está muy extendido y ¿qué le interesa? Que nos peguemos de tortas. Espero que esto pase. Tenemos que seguir porque en el momento en que nos parezca que está todo bien, viene cualquier émulo de Trump y nos vuelven a atar a una pata de la cama.